Kermese literaria: la editorial Vinilo lanza su primer festival de libros “portátiles”
Este sábado por la tarde se presentan novedades del sello de no ficción y habrá promociones, talleres y entrevistas a Mónica Müller, Marina Gersberg, Mauro Libertella y Cecilia Pavón
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La editorial de libros de no ficción, de formato pequeño y “portátiles” Vinilo celebra su primera kermese con talleres, entrevistas y presentaciones de novedades en el Club Lucero (Nicaragua 6048), este sábado, de 16 a 20, con entrada libre y gratuita. Creado en 2021, el sello tiene 32 títulos publicados.
“La idea de la kermese surgió de mi equipo; estoy muy contenta y orgullosa -cuenta Joana D’Alessio, fundadora de la editorial, a LA NACION-. Un día llegué a la oficina y Malena Fainsod e Ivana Schiaffino me dijeron que iban a hacer un festival Vinilo. Se les ocurrió porque siempre vamos a varias ferias, más allá de la Feria del Libro o la Feria de Editores, existen muchas pequeñas ferias en barrios, en otras localidades cercanas. Hay un calendario de ferias que a los editores independientes nos interesa mucho ir porque vendemos nuestros libros cobrando el costo total. Siempre en las ferias hay buenas ventas: la gente busca los Vinilos”.

“En general son libros que se venden bien, casi todos han tenido una segunda edición”, dice la editora y escritora. Entre los más vendidos, figuran su Pequeño tratado sobre la amistad, con ilustraciones de Clau Degliuomini, y Parte de la felicidad, de Dolores Gil, el primer libro del catálogo (Gil es autora del newsletter “La Vida Nueva”). “El año pasado nos fue muy bien con Unidad Mínima de Familia, de Julieta Habib. Nuestra serie de libros de ensayos de varios autores también resulta muy atractiva: El libro de las diatribas, El libro de los elogios, El libro de las fobias. Sacamos uno por año y para 2025 estamos preparando El libro de las adicciones”.
De febrero a abril, Vinilo publicó cuatro títulos: Poesía estructurada, de Cecilia Pavón; El nido infernal, de Mónica Müller; Canción llevame lejos, de Mauro Libertella, y El fin es el fin del sol, de Marina Gersberg. Cada título cuesta $14.000 y en la kermese se podrán comprar cuatro libros por $50.000. Los que no puedan concurrir tendrán otra chance en la Feria del Libro porteña: el catálogo de Vinilo estará en el stand 1810 de la distribuidora Big Sur, en el Pabellón Amarillo.
“Podríamos decir que en un contexto bastante hostil hemos tenido suerte o que ciertas circunstancias se combinaron a favor de Vinilo -dice D’Alessio sobre las ventas-. El hecho de que sean libros pequeños ya hace que tengan un precio competitivo y nosotros trabajamos siempre mucho en cuidar el precio de los ejemplares, buscando presupuestos, haciendo impresiones de varios libros a la vez, pensamos diversas estrategias para que el costo industrial no se nos vaya. Eso combinado con el hecho de que son libros para un público general, de una lectura amable, con mucho diseño, lindos para regalar. Por suerte, a los libreros en general les gusta Vinilo y muchas veces los tienen en la caja y los recomiendan. Todas estas circunstancias hicieron que en un contexto bastante desfavorable los libros de Vinilo quedaran bien posicionados y hemos tenido buenas ventas”.

Desde las 16.30, en la kermese habrá talleres y presentaciones breves a cargo de la periodista Eugenia Zicavo y el escritor Gonzalo Heredia, además de juegos, un “test de personalidad musical” y oráculos poéticos para el público lector. La primera charla será con la médica homeópata y escritora Mónica Müller; a las 17, un taller para chicos, a cargo de Nicolás Schuff; a las 17.30, una entrevista a la psicóloga y escritora Marina Gersberg; a las 18, un microtaller de no ficción, a cargo de Nadine Lifschitz; a las 18.30, una entrevista al escritor Mauro Libertella; a las 19, un microtaller de no ficción, a cargo de José Santamarina y, a las 19, se presenta la novedad vinílica de la poeta Cecilia Pavón. Y estarán a la venta tres fanzines: Escribir, Leer y Editar, de Gil, Libertella y D’Alessio, respectivamente, en tiradas de cincuenta ejemplares cada uno.
“Siempre me gustó escribir sobre música, porque lo siento como un espacio más libre que el de la crítica literaria, donde me manejo con pautas más estrictas o me cuido más -dice Libertella sobre Canción llevame lejos-. Como no vengo del periodismo de rock, puedo jugar un poco. Venía escribiendo textos sobre canciones o bandas o recitales, y de pronto me di cuenta de que estaba escribiendo un libro, sin saberlo. Ahí se me reveló la estructura del compilado de canciones y ya todo fue reescribir y modificar y darle la forma final a este libro, que también se puede leer como un puñado de crónicas personales”.

Sobre su papel como editor de Vinilo, cuenta que no es una tarea. “Y al mismo tiempo se me hizo natural, si se me permite la contradicción. Lo más difícil, siempre, es rechazar un libro, y lo más natural para mí es hacer una devolución, porque es algo que venía haciendo de manera más doméstica, con amigos, y también es un reflejo de lector que he ido profesionalizando: cuando uno lee, piensa ‘esto mejoraría si lo movemos más allá' o ‘este adjetivo se usó demasiadas veces’. Ahora tengo la posibilidad de transmitirles esas impresiones a los autores que publican en Vinilo, siempre aclarando que no son opiniones vinculantes: el texto es siempre del autor”.
“Cada libro que editamos es distinto -agrega-. Hay autores que mandan versiones previas, capítulos sueltos, que necesitan más dialogo; otros, mandan un texto final, ya pulido, y espera algunas impresiones generales. Con Mónica Müller ya habíamos trabajado en un libro anterior, Sobre lo natural, de modo que ya nos conocemos. El de Marina Gersberg era complejo porque el tema es muy sensible [un duelo], de modo que el trabajo fue acorde a ese material. Además es un libro que ella ya había trabajado mucho con Federico Falco, y estaba muy bien armado. Con Cecilia Pavón me pasó que me daba cierto pudor hacerle sugerencias, porque es una autora con muchos libros publicados, de los que yo he leído un montón. Pero fue todo muy fluido y productivo. Así que todos felices”.
Dice que tuvo “reparos neuróticos” a la hora de publicar en Vinilo. “Pero cuando uno trabaja en una editorial y ve el proceso completo de nacimiento de un libro, desde la idea hasta que llega a la librería, empieza a acuñar el deseo de hacer eso con un libro propio. Es un proceso más artesanal, distinto a entregarle a un archivo de Word a una editorial. Así que tuve ese desliz, sucumbí a la tentación”, concluye.
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