Paraguay amargó a Colombia: mostró su cara ofensiva, remontó dos goles y se llevó un empate

Prolongó su racha invicta Paraguay, pese a haber estado 2-0 abajo en la costa caribeña, y ya van ocho partidos sin perder bajo la tutela de Gustavo Alfaro. Sumó su cuarto encuentro sin victorias Colombia, que se parece muy poco a la que se ganó los aplausos de propios y extraños en la Copa América del año pasado, y se fue silbada por su gente. Se trató de 2 a 2, luego de 90 minutos ricos en ingredientes extraños, en su mayor parte a contramano de lo que se podía pensar en lo previo, y con un empate que deja a unos y otros bien parados para la recta final de las eliminatorias.

Habían transcurrido 40 segundos del encuentro cuando Daniel Muñoz hizo un saque lateral sobre la derecha del ataque colombiano. John Durán y Junior Arias fueron prolongando los pases hacia la banda contraria, donde apareció solo Luis Díaz, y el delantero de Liverpool le puso bastón y galera a la definición: enganche para que pasara de largo Juan Cáceres y definición alta al primer palo sobre la salida del arquero Roberto Fernández.

Habían pasado 17 de la segunda mitad cuando Julio Enciso se encontró con una pelota por la que peleaban varios compañeros y rivales sobre la izquierda del área local, para iniciar un recital de frenos y arranques ante cuanto adversario se le arrimara hasta conseguir un hueco para el remate. Cuando por fin lo logró, su derechazo quedó colgado del ángulo izquierdo del arco de Camilo Vargas.

El fútbol tiene la enorme virtud de romper pronósticos y derribar prejuicios en un abrir y cerrar de ojos. De poner en duda conceptos que se supone firmes y construir certezas donde parecían existir solamente interrogantes. Así, un partido de emociones imaginables puede transformarse en un enorme tablero de ajedrez en el que cada pieza anula una del oponente. Por el contrario, otro que en teoría pinta opaco y aburrido, puede abrirse de par en par. Un tercero es capaz de incluir varios desarrollos diferentes en el lapso de 90 minutos. Y por fin, un cuarto, convertirse en un duelo personal de gambetas y golazos entre dos jugadores de habilidades superiores al resto.

Algo de todo esto quedó expuesto en la siempre calurosa y húmeda Barranquilla. En un primer tiempo asombroso, el Paraguay tan sólido e impenetrable en defensa como limitado en campo ajeno que Alfaro supo armar hasta encumbrarlo en las posiciones de estas eliminatorias mostró una permeabilidad desconocida atrás y una ductilidad llamativa en el manejo de la pelota. Enfrente, la Colombia de juego ágil y contundencia escasa que llegaba con tres derrotas consecutivas se fue al descanso en ventaja merced a un altísimo porcentaje de acierto en la red, pero casi sin nada de elaboración en el juego.

La temprana ruptura de la igualdad provocó un cataclismo que hizo volar todos los papeles. Contra lo previsible, Paraguay se adueñó de la pelota y del campo. Con Miguel Almirón partiendo de una sorprendente posición de doble cinco para juntarse con Diego Gómez por la derecha, Matías Galarza por la izquierda y el imparable Enciso por delante, la Albirroja desmintió durante un buen rato aquello de su incapacidad de dominar el juego a partir de generar conexiones entre sus volantes.

Incluso llegó a crear tres ocasiones claras de gol: un disparo de Enciso apenas desviado, un cabezazo de Gabriel Ávalos que cayó en las manos de Vargas y, sobre todo, una corrida de Almirón con gambeta larga al arquero que acabó bloqueando desde el suelo Johan Mojica.

Sin embargo, en medio de semejante despliegue, a los 12 minutos dos rebotes en Carlos Cuesta estando el equipo visitantr adelantado habían derivado en un toque de James Rodríguez desde el piso y una carrera larga de Díaz, acción que terminó con el puntero acumulando tres rivales por la izquierda y cruzando un pase justo a Durán, para que Colombia quedara 2-0 arriba casi sin haber pestañeado.

Era engañoso el resultado parcial, más allá de que los hinchas montaran su fiesta en las tribunas, ajenos al poco fútbol que exhibían los dirigidos por Néstor Lorenzo. Con un James más cercano a la versión del jugador que viene deambulando por clubes de medio mundo sin brillar en ninguno que del 10 que fue figura en la Copa América, un Junior Arias discontinuo y un Richard Ríos más ocupado en la recuperación que en la gestación, Colombia no jugó bien en ningún momento del partido, y la evaporación de su ventaja inicial no hizo más que evidenciar su falta de fluidez para hacer circular el balón y de variantes para fabricar llegadas. De hecho, las únicas que tuvo hasta el cierre fueron producto de errores groseros de los defensores centrales paraguayos y de arranques solitarios de Díaz.

El conjunto albirrojo encontraría la llave de la remontada en la última acción de la parte inicial. Calculó mal Vargas su salida en un córner pasado de Gómez, y se anticipó Junior Alonso a Muñoz en el segundo palo y de cabeza achicó diferencias. El envión anímico del descuento quedó claro al regreso del vestuario. Empujó Paraguay, obligó a Vargas a una buena atajada ante un disparo largo de Almirón, y a los 17 llegó el golazo de Enciso, que apenas tres minutos después se retiró lesionado.

Resumen de Colombia 2 vs. Paraguay 2

Recién entonces, con la tarea cumplida y sin su mejor futbolista sobre el césped, el equipo diseñado por Alfaro, y el partido, recuperaron la “normalidad”. Se retrasó el visitante, agrupó sus fuerzas en campo propio y salvo un susto que disipó Roberto Fernández con un achique oportuno, aseguró el empate sin mayores problemas.

El fútbol tiene estas capacidades. Como la de pasarse más de una hora rompiendo esquemas, provocando resultados parciales fuera de contexto y despertando aplausos inmerecidos. para al final devolver las aguas a su cauce, poner todo otra vez en su sitio y dejar satisfecho al que hizo mejor las cosas. Esta vez fue Paraguay, y por eso se llevó la alegría de un empate laborioso. Colombia sigue buscando el fútbol que se le perdió en algún lugar del continente a medida que fueron avanzando las eliminatorias, y por eso acabó yéndose entre silbidos.

Las posiciones

Por Rodolfo Chisleanschi

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