Según Maximiliano Moreno, de la Fundación INAI, si hubiera un acuerdo con ese país por los 50 productos que más se exportan en ese caso se cubriría el 91% de las ventas a ese mercado
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Casi cuatro de cada diez exportaciones agroindustriales de la Argentina hacia Estados Unidos podrían verse afectadas por el nuevo arancel universal del 10% que impuso ese país. Así lo advirtió Maximiliano Moreno, director de la Fundación INAI, durante la presentación de la campaña fina 2025/26 de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. Según detalló, el 38% de las exportaciones agroindustriales argentinas se ven alcanzadas por este nuevo tributo, que elimina ciertas ventajas comerciales que tenía el país frente a otros competidores.
“Hasta el momento en que se niveló todo al 10% —salvo China— teníamos ventajas frente a países como la Unión Europea o Sudáfrica. Ahora, las perdimos”, explicó Moreno. A eso se suma un panorama aún más complejo: México y Canadá continúan exportando sin aranceles a Estados Unidos gracias al acuerdo T-MEC, lo que coloca a la Argentina en una situación de clara desventaja competitiva.
“Seguimos teniendo una desventaja con estos países, que son los principales proveedores de productos agroindustriales a Estados Unidos”, agregó Moreno.
Pero el impacto no se limita al frente externo: “También perdemos frente a los productores estadounidenses, que ahora cuentan con más protección, no solo por los aranceles, sino también por los subsidios que les otorga su gobierno”.

Frente a este escenario, la posibilidad de alcanzar un acuerdo bilateral entre la Argentina y Estados Unidos cobra especial relevancia. Según el propio presidente Javier Milei, ya comenzaron las gestiones en esa dirección.
Moreno afirmó que, si ese entendimiento incluyera las primeras 50 posiciones arancelarias que más exporta la Argentina, se estaría cubriendo el 91% de las ventas actuales al mercado estadounidense. De ese total, 26 son productos agroindustriales, que representan el 83% de las exportaciones del sector.
Entre los productos agroindustriales con más potencial para ingresar al mercado estadounidense se destacan frutas, carnes, aceites, preparados alimenticios y bebidas, muchos de ellos provenientes de economías regionales. “Es un mercado muy atractivo porque tiene uno de los valores por tonelada más altos en el mundo”, subrayó el especialista.
Aunque Estados Unidos no considera a la Argentina un socio comercial prioritario, Moreno advirtió que no debe subestimarse la posibilidad de fortalecer el vínculo bilateral. “Somos el vigésimo cuarto proveedor de productos agroindustriales de Estados Unidos y solo representamos el 0,8% de sus importaciones. Es un mercado importantísimo que todavía no hemos aprovechado en su real magnitud”, sostuvo.
A pesar de las oportunidades que representa un acuerdo, destacó que hay que tener en cuenta que el marco normativo del Mercosur actualmente no permite la firma de acuerdos bilaterales por fuera del bloque. Sin embargo, Moreno explicó que se está dando un giro en esa política: “La Argentina pasó, se cambió de vereda y se sumó al grupo de países como Uruguay que promueve una transformación del Mercosur, permitiendo que cada país pueda firmar sus propios acuerdos comerciales”.

Remarcó que hubo una reciente modificación en las reglas del bloque que podría facilitar avanzar en esa dirección. “El Mercosur decidió ampliar el llamado estado de excepción: cada país podrá ahora exceptuar 150 posiciones arancelarias del arancel externo común, en lugar de las 100 anteriores. Y justo se está hablando en los medios de que un acuerdo con Estados Unidos podría tener 50 posiciones”, explicó.
Moreno también fue crítico respecto a la eficacia de una negociación multilateral en el actual contexto: “Si se pacta un paquete de 50 productos entre el Mercosur y Estados Unidos, eso implicaría repartir apenas 12 productos por país. Es muy difícil que eso sea beneficioso en términos de real al mercado”. A su entender, un acuerdo bilateral permitiría priorizar aquellos productos en los que la Argentina tiene más ventajas competitivas.
Recordó que la competencia no solo es externa. “La Argentina tiene que trabajar tanto en la competitividad externa —en términos arancelarios— como en la interna, que es el costo argentino y la burocracia. Hasta que no abordemos estas dos cosas, vamos a seguir compitiendo desde abajo”, concluyó.
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