Se trata de un tratado comercial histórico que puede permitir impulsar las exportaciones, generar empleo y fortalecer la economía nacional
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En un mundo cada vez más incierto, marcado por el proteccionismo y la competencia global, la Argentina se encuentra ante una encrucijada trascendental. El acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), que culminó su fase de negociación en diciembre de 2024, representa mucho más que un simple tratado: es una llave que abre las puertas a un futuro de crecimiento sostenible para el agro argentino.
Este acuerdo será tratado a partir de agosto por el Parlamento Europeo y podría activarse de inmediato con la ratificación en el Congreso de un solo país del Mercosur, no solo diversifica nuestros mercados, sino que también fortalece nuestra posición como actor clave en el comercio internacional.
El contexto es todo: el avance del proteccionismo norteamericano y la creciente influencia de China en América Latina ha impulsado a Europa a acelerar las negociaciones.

La duda legítima que podría surgir es: ¿por qué hay que prestar tanta atención a este acuerdo para el agro si el grueso de las exportaciones no se dirigen hoy a Europa? En Endógena Consultora estudiamos cuáles son las consecuencias concretas en las principales cadenas de valor de la agricultura y logramos responder esa pregunta: la baja de aranceles genera vectores de crecimiento para producir más o para redireccionar exportaciones.
Encontramos oportunidades de crecimiento mediante mejores precios en la cadena de la soja, el maíz y sorgo y en otros productos de la canasta exportadora. A su vez, ofrecemos una serie de estrategias de adaptación al escenario de oportunidad para el sector público y las asociaciones de productores de estas cadenas de valor.
Complejo soja
La soja, pilar fundamental de la economía argentina, se prepara para una transformación radical. En 2023, las exportaciones de soja y sus derivados aun con la sequía alcanzaron la cifra de US$13.944 millones, representando el 20,9% del total exportado por el país. Con la UE como un socio estratégico, este número tiene el potencial de escalar.
El acuerdo establece un esquema de reducción gradual de los derechos de exportación de la soja. En los primeros cinco años, tras la entrada en vigor, los productos más relevantes del complejo se gravarán al 18%, reduciéndose en un punto porcentual anual a partir del séptimo año hasta alcanzar el 14% en el décimo año. Y como si fuera poco, Brasil no reducirá sus derechos de exportación, lo que generará una ventaja comparativa con nuestro país vecino.
La harina y los pellets de soja, donde la Argentina ya ostenta una posición de liderazgo, cubriendo el 20% de la demanda europea, verán su competitividad reforzada gracias a la reducción progresiva de las retenciones argentinas hasta el 14% prevista en el acuerdo. Este ajuste arancelario no solo mejorará un 16% el precio percibido, sino que también permitirá a la Argentina consolidar su rol como el segundo proveedor más importante de la UE, superando a otros socios del Mercosur.
El aceite de soja, un producto con un enorme potencial sin explotar, experimentará una revitalización sin precedente. Actualmente, apenas el 1,3% de las exportaciones argentinas de aceite de soja se dirigen a Europa, mientras que tenemos la capacidad de abastecer la totalidad de su demanda. Este acuerdo corregirá esta anomalía, allanando el camino para un incremento significativo del comercio bilateral, ya que solo el 3,9% de las importaciones europeas provienen de la Argentina.
Incluso los porotos de soja, que actualmente no se exportan a Europa, encontrarán un nuevo y lucrativo destino. Con la entrada en vigor del acuerdo, redirigir parte de las exportaciones hacia el mercado europeo será una decisión estratégica inteligente, gracias a los aranceles más bajos que incluso los del mercado chino.
El biodiésel, un componente crucial en la transición hacia un futuro energético sostenible, también se beneficiará de este acuerdo. Con una participación aún modesta en el mercado europeo, una posible reactivación productiva, impulsada por este acuerdo, posicionaría a la Argentina como un jugador clave en este sector en auge. Dada la situación actual, en la que los derechos de exportación en la Argentina son superiores a las nuevas tasas, la implementación de estas reducciones podría inyectar millones de dólares a la cadena de la soja ya en los primeros cinco años.
Este flujo de capital no solo beneficiará a los productores y exportadores, sino que también se extenderá a toda la cadena de valor, generando empleo, impulsando la innovación y fortaleciendo la economía local.
Maíz y sorgo
El acuerdo UE-Mercosur no se limita a la soja; también abre un horizonte de posibilidades para el complejo maicero argentino. Actualmente, la Argentina destina apenas el 0,51% de sus exportaciones de maíz a la UE, mientras que Brasil coloca un 11,48%. Esta disparidad es inaceptable, y el acuerdo ofrece una oportunidad única para corregirla. La creación de una cuota libre de aranceles que comenzará en 166.667 toneladas y alcanzará un millón en cinco años permitirá a la Argentina expandir significativamente su presencia en el mercado europeo mediante esta señal de precio.
Estamos proyectando una cuota de 300.000 toneladas libre de arancel para la Argentina. En el ejercicios de simulación que hicimos encontramos que, si esta cuota hubiera estado disponible entre 2019 y 2023 y la Argentina hubiese recibido un tercio de la misma, los ingresos por exportaciones de maíz argentino a la UE habrían aumentado un 13% en ese período.
El sorgo argentino, cultivo con enorme potencial, también se beneficiará de la creación de un nuevo mercado en Europa. La Argentina es, por lejos, el productor de sorgo en el Mercosur y no exporta actualmente este producto a la UE. Esta combinación hace que se pueda apropiar de las cuotas progresivas para generar ingresos adicionales para el país. La cuota libre de arancel es equivalente al total exportado por la Argentina en los últimos años.
Una canasta exportadora diversificada
El acuerdo UE-Mercosur no se limita a los granos; también abre un abanico de oportunidades para una amplia gama de productos de la canasta exportadora argentina como arroz, miel y ajo, entre otros productos.
La Argentina, como principal exportador de miel y ajo del Mercosur a la UE, así como segundo exportador de arroz y maíz dulce, podría captar una porción significativa de las cuotas asignadas. El arroz verá en el 25% de todo lo exportado bajar de 14% a 0% su arancel de exportación, y su precio percibido mejorará 4% si se vende a UE. Es un negocio de 40 millones de dólares anuales que tendrá incentivos para crecer. En miel, se exportan 46 millones de dólares a la UE, siendo el principal exportador del Mercosur. Mas de la mitad de este flujo exportador verá reducidos sus aranceles a 0%.
Es importante destacar que, desde el punto de vista técnico y ambiental, el acuerdo no impone condiciones concretas al bloque Mercosur, sino que crea subcomités por temática para dirimir las disputas particulares que surjan en el marco de los criterios generales que se establecen. Esto garantiza que la Argentina pueda mantener sus propias normas y regulaciones, sin comprometer su soberanía ni su capacidad de decisión.
Para maximizar el impacto positivo del acuerdo UE-Mercosur, es fundamental que exportadores y asociaciones de productores se anticipen y se posicionen estratégicamente frente a este nuevo escenario. Es necesario adoptar una estrategia ofensiva que incluya:
- Intensificación del relacionamiento público-privado: el diálogo y la colaboración entre el sector público y el privado son esenciales para identificar las oportunidades, superar los obstáculos y estar preparados para las discusiones de implementación del acuerdo en los subcomités.
- Preparación de un equipo técnico idóneo: contar con profesionales capacitados en comercio internacional, derecho aduanero y regulaciones europeas es crucial para navegar por las complejidades del acuerdo y aprovechar al máximo sus beneficios.
- Fortalecimiento de las capacidades de auto-certificación: la capacidad de certificar la calidad y la sostenibilidad de los productos argentinos es un factor clave para acceder al mercado europeo y diferenciarse de la competencia.
El acuerdo UE-Mercosur redefine el posicionamiento de los productos argentinos en el comercio internacional y abre nuevas oportunidades para el crecimiento y la prosperidad. La oportunidad está a la mano, es el momento de actuar con decisión, visión y compromiso para construir un futuro más próspero y sostenible para el agro argentino.
El autor es socio Endógena Consultora
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