Facundo Gómez Minujin: “Hay que cambiar la sensación de no saber cuánto tiempo más va a estar bien el país”
El presidente de la AmCham y del banco J.P. Morgan elogió las políticas del Gobierno para estabilizar la economía, pero dijo que para que el proceso esté listo se necesita primero acceder al mercado de capitales y después llevar adelante las reformas laboral, tributaria y previsional
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Facundo Gómez Minujin, presidente de J.P. Morgan para la Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia desde 2008, preside también la AmCham, la cámara que agrupa a las empresas estadounidenses y otras internacionales en el país. Como todos los años, mañana se llevará adelante el evento que congrega a gobernadores, legisladores, ministros, ejecutivos de empresas y líderes sindicales, bajo el lema “La competitividad como política de Estado”.
De profesión abogado, el hijo de la artista Marta Minujin elogió las políticas del Gobierno para estabilizar la economía, pero dijo que para que el proceso esté listo se necesita primero acceder al mercado de capitales y después llevar adelante las reformas laboral, tributaria y previsional.
En una entrevista con LA NACION, también analizó el impacto que tienen las elecciones para los inversores internacionales: “Ganar las elecciones es muy importante, porque les vuelve a dar el poder necesario para hacer las reformas”.
–¿Qué dice de la Argentina que los últimos dos presidentes no hayan logrado la reelección?
–Que venimos de crisis en crisis, y que la sociedad está totalmente desilusionada con la dirigencia política, porque no nos logra sacar de la situación que estamos viviendo. La Argentina es un país totalmente inestable, que se ha separado del resto de los países de la región, en cuanto a estabilidad mínima. Tiene inflación alta y crisis financieras continuas, que los otros países de la región no tienen. Estamos en otra página que el resto de América Latina, exceptuando Venezuela, obviamente.
–¿En qué momento la Argentina se distanció del resto?
–Después de la crisis de 2001. Porque tuvimos uno de los defaults más grandes entre los países emergentes, pero eso generó los famosos superávits gemelos que decía el expresidente Néstor Kirchner [por el fiscal y el comercial]. Y después se gastó, se gastó, se gastó, y se expropiaron las AFJP, que fue otro de los símbolos de la decadencia argentina, porque se apropiaron de más recursos del Estado para seguir gastando, hasta que el déficit se volvió insostenible. El Estado tenía un gasto de más de 40% del PBI, el más grande comparado con los países de América Latina. Eso era infinanciable. Los inversores perdieron la confianza en el gobierno populista de Cristina Kirchner después de las AFJP, y no pudieron financiarlo más. A partir de ahí, la Argentina entró en una trampa continua de déficit, emisión monetaria e inflación, hasta que llegamos al momento actual, donde se está tratando de revertir esta historia.
–¿Ya está estabilizado el país?
–No, falta todavía. Para que esté realmente estabilizado se necesita acceder al mercado de capitales, reducir el riesgo país y hacer todas las reformas estructurales necesarias para que la Argentina pueda crecer.
–El riesgo país está estabilizado en 650 puntos básicos. ¿Por qué no baja más?
–Porque están viendo qué pasa con las elecciones de octubre. Obviamente, hay un tema de que las reservas no aumentan, porque se está privilegiando la reducción de la inflación, usando un poco el peso como estabilizador o como ancla antiinflacionaria, pero creo que las reformas pos elecciones de octubre van a ser súper importantes para todo esto. Ahora van en el camino correcto y si siguen así, van a poder acceder al mercado de capitales pronto después de las elecciones.
–¿Había alguna forma de que el riesgo país baje, sin tener que depender de las elecciones?
–Seguramente habiendo conseguido hacer todas las reformas antes, pero el Gobierno no tenía tampoco el quórum necesario. Bastantes leyes sacaron con un mínimo de porcentaje en las dos cámaras legislativas. Pero ahora se entra en la etapa eleccionaria y es muy difícil llevar esas reformas grandes a discutir. El proyecto de Ficha Limpia fue el último esfuerzo para sacar algo razonable en el Congreso y fracasó.
–Aunque inmediatamente después de las elecciones no se hagan las reformas, ¿en enero podrían volver al mercado?
–Ganar las elecciones es muy importante, porque les vuelve a dar el poder necesario para hacer las reformas. Si bien las reformas todavía no se hicieron, ya están en camino de hacerlas. Si no ganan las elecciones, se les va a hacer más difícil.
–Se están pidiendo que se hagan las reformas que no se hicieron en los últimos años, en un momento de mucha atomización de los partidos políticos. ¿Es una preocupación?
–Es una preocupación esta fragilidad desde el punto de vista político, pero también hay expectativa de que los que piensan relativamente parecido puedan juntarse para poder ganar las elecciones en la provincia de Buenos Aires, y para que le vuelvan a dar la investidura del poder al Presidente a partir de octubre.
–¿Por qué Buenos Aires?
–Es donde está la parte de la población menos favorecida por toda la inestabilidad económica de las últimas décadas. Es donde se ha generado mayor pobreza. En otras provincias hay algún tipo de beneficio especial por el dinamismo de la minería y la energía. En Buenos Aires no se sabe cuál es la expectativa de crecimiento hacia adelante. Es importante además porque la fuerza opositora más grande, que es el peronismo, está básicamente en Buenos Aires. Ganar ahí da una cierta relevancia porque significa que estará el apoyo para hacer las reformas.
–¿Cómo ven las empresas de la AmCham el clima de negocios?
–La cámara apoya lo que está haciendo el Gobierno. La estabilidad económica y financiera que se ha logrado es súper importante. Veníamos de una situación caótica donde no se podía ni planear un presupuesto con inflación arriba del 200%. Obviamente, todavía falta bastante para llegar a una inflación de un dígito anual, que es donde debería estar la Argentina. Capaz que en menos de dos años se logra, si las cosas van bien. Sería para principios 2027.
–¿Y la eliminación total del cepo cuándo cree que va a pasar?
–A medida que se pueda acceder al mercado de capitales, que podría ser a partir del año que viene. En general, los gobiernos emiten siempre en enero, es el mes donde hay más emisiones en el mundo. La Argentina debería poder acceder al mercado ahí, si gana las elecciones y hace todo lo que estamos hablando. Al mercado de créditos se va para refinanciar deudas, no para aumentarlas, pero es necesario sacarse un poco los vencimientos de encima porque así se le da más estabilidad al país.
–Se le saca presión también a las reservas del Banco Central, que no están acumulando ahora…
–Exactamente. Vienen acumulando muy poco, y con este plan, con el dólar como está, es posible que no acumulen mucho de acá en adelante tampoco.
–¿En Washington cómo miran esa dinámica?
–En Washington están viendo que la Argentina es un país en decadencia, pero que tiene alguna posibilidad de salida, por un lado. Segundo, que es un país que no tiene grandes problemas estructurales, como el narcotráfico y otras situaciones que tienen otros países de América Latina. Tercero, es un país que con este gobierno está más cerca ideológicamente de Estados Unidos, ni siquiera del gobierno de Donald Trump, sino más cercano al pensamiento americano, porque excede lo que es la istración de Trump. Obviamente, Milei tiene muy buena relación con Trump, y eso quedó demostrado con la visita de Scott Bessent [secretario del Tesoro]. También se vio esa buena relación en la incidencia de EE.UU. en el acuerdo con el FMI. Lo que ven es que vamos en el camino correcto, pero que todavía falta mucho por hacerse. El otro tema es que la Argentina tiene un motor de crecimiento que antes no tenía.
–¿A qué se refiere?
–Antes hablábamos de que la salida a las crisis era el agro. Ahora estamos viendo que el sector agroindustrial es importantísimo, pero también está la energía y la minería. Esos sectores pueden llegar a revertir totalmente la escasez de dólares que hay en la economía. Después está también el sector de servicios, donde las empresas son muy altas en empleabilidad. Hay que reconocer que el gobierno anterior terminó el gasoducto [Perito Moreno], que es importante, porque eso también da una visión de país a nivel estrategia, más allá de lo que piensen ideológicamente. Y la Argentina tiene que pensar un poco así.
–Hay una preocupación con los costos en dólares, incluso para las empresas que operan en minería y en energía. ¿Cómo se resuelve en el corto plazo?
–A las empresas socias de las cámaras les preocupa el tema del dólar, obviamente. Para algunas es más preocupante que para otras. A las empresas de consumo masivo, por ejemplo, les preocupa, pero no dicen tanto que hay que cambiar el tipo de cambio, sino que piden que bajen los impuestos, que son el 50% de sus costos. La Argentina necesita una reforma tributaria y necesita ampliar la base imponible. No puede ser que la mitad del país no pague impuestos, es inviable. Hay que generar un sistema tributario en el cual todo el mundo pague impuestos en proporción a sus ganancias, como cualquier otro país normal, y donde no haya una evasión tan grande tampoco, que ningún gobierno ha podido resolver.
–Pero las provincias y los municipios no están bajando tampoco impuestos...
–El Gobierno tiene un pensamiento de que las provincias tienen que competir entre sí y el ministro dijo varias veces que si hay una intendencia que no les gusta, que se vayan. Si hay una sucursal de banco en determinado lugar, que tiene costos muy altos, que se cierre y que crucen la vereda a otra intendencia más eficiente.
–En la práctica no es fácil eso.
–Seguro que no, pero es cierto que pasa en otros países. Si uno mira en EE.UU., las empresas están continuamente arbitrando los costos impositivos de un lugar y otro. Capaz que no cierran lo que tenían, pero cuando tienen que tomar nuevas decisiones de inversión, crecen en otro lugar. Eso es un poco la idea que tiene el Ministerio de Economía. En el summit de AmCham se va a tratar específicamente esto de la competitividad, porque creemos que no viene tanto por el lado del dólar, sino por las reformas estructurales, como la laboral, la previsional y la tributaria. A vos te preocupa mucho el tema de las reservas, pero son temas de uno, dos, tres, cuatro meses. Acá estamos hablando de qué es lo que se necesita para que vengan inversiones de verdad, por los próximos 10 o 15 años. Esta ventana de tranquilidad que hubo hizo que muchas empresas que estuvieron muchos años relegadas en la Argentina, sufriendo las consecuencias de un país cerrado, decidieran irse, por más que el país pueda andar bien, porque dicen que no saben cuánto tiempo va a durar esto en la Argentina. Ese es el pensamiento que hay que tratar de cambiar, esta sensación que tiene el ciudadano, los inversores y los empresarios de no saber cuánto tiempo más va a estar bien la Argentina. En otros países no se ve esta sensación continua de que puede haber una crisis en algún momento y que van a cambiar todas las reglas del juego.
–La crítica que se le hace al Gobierno es si no apreció muy rápido el tipo de cambio, cuando la implementación de reformas lleva mucho más tiempo.
–Es muy difícil de manejar eso. Claramente una cosa es manejar el tipo de cambio y la otra cosa es hacer reformas estructurales que llevan muchísimo tiempo, porque hay que debatir en el Congreso. Pero la secuencia la manejará el Gobierno lo mejor que pueda. Nosotros, como empresarios, queremos que efectivamente se logren hacer las reformas importantes. Sabemos que con el dólar solo no se resuelve nada.
–El Gobierno va a proponer que los ahorristas ingresen los dólares al sistema financiero local. ¿Qué puede pasar con eso?
–Me parece que hay que tratar de buscar mecanismos para incorporar estos dólares al sistema de funcionamiento productivo de la Argentina. Hay alrededor de US$350.000 millones fuera del sistema local, como consecuencia de tantas crisis, de tantas malas políticas tributarias que han tenido los gobiernos anteriores. La gente lo único que generaba era evasión. En general no es plata del narcotráfico, sino que mucho de eso ha sido consecuencia de las políticas incorrectas anteriores. Hay mucha otra plata que está totalmente declarada y que no viene a la Argentina porque todavía no sabe cuál es la sostenibilidad para adelante. Hay que generar la confianza posible con fomentos de distintas actividades, para que parte de ella vuelva a movilizarse. El blanqueo, donde ingresó efectivo por US$20.000 millones, ayudó muchísimo en todo esto. Hay que seguir buscando mecanismos para que vuelva a entrar parte de toda esa plata que, en definitiva, si está depositada en una caja de seguridad, le rinde cero a la persona.
–¿Cómo ve el contexto internacional después de lo que fueron los primeros meses de gestión de Trump en Estados Unidos?
–Hay un tema geopolítico enorme en el mundo. Desde la Segunda Guerra Mundial en adelante, todas estas décadas, nunca estuvimos en un momento tan complicado geopolíticamente. Están los conflictos de Rusia y Ucrania; China y Taiwán; India y Pakistán; Gaza, Palestina e Israel, y la guerra comercial entre China y Estados Unidos. Encima hay dos países, como Arabia Saudita e Irán, que son potencias dentro de Medio Oriente, disputándose esa región. Dicho sea de paso, no ha impactado tanto en las economías del mundo en los últimos tiempos, porque siguieron creciendo. Uno hubiera creído que un conflicto tan importante como el de Rusia y Ucrania iba a generar una recesión total en el mundo y una inestabilidad mucho más grande de lo que causó, pero no pasó tanto porque finalmente las economías americanas, fundamentalmente la China, seguían creciendo y el mundo seguía funcionando. Pero la guerra comercial que hay ahora entre China y Estados Unidos, fundamentalmente, y toda esta imposición de tarifas que exceden los chinos, han generado una inestabilidad en las últimas semanas, que es súper importante. La Argentina, que es un país que recién se está estabilizando, como decíamos antes, está súper dependiente de lo que pasa también en el mundo. Si al mundo le va mal y hay mucha inestabilidad financiera o poco crecimiento, la Argentina va a tener también el impacto de eso. Uno a veces se olvida y empieza a pensar solamente en la situación del país y lo que deberían hacer los gobiernos locales, olvidándose que existe toda esta turbulencia internacional que no sé cómo se va a desarrollar, porque creo que nadie lo sabe tampoco. Ahora da la sensación en estos últimos días que aflojó la tensión, pero tampoco se sabe si esto va a continuar así.
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