Del choripán al sushi con DJ: qué hay detrás del boom gastronómico de Costanera Norte
Los clásicos carritos de choripán dieron paso a restaurantes con propuestas renovadas de gastronomía y coctelería; las claves de los negocios detrás de esta transformación
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La escena de Costanera Norte cambió. Los clásicos carritos metálicos, que invitaban a un choripán al paso con el Río de la Plata como telón de fondo, cedieron terreno ante grandes restaurantes con barras de coctelería, DJs en vivo y una estética cuidada que responde más a las nuevas búsquedas de experiencias que al viejo plan de escapada exprés.
La transformación no es casual ni espontánea. Lentamente y ya antes de la pandemia, el esplendor que la zona exhibió en la década de 1990 se fue apagando. La caída del consumo gastronómico y el aumento en los costos había llevado al cierre de restaurantes emblemáticos, como Clo Cló y Rodizio.
En paralelo, se consolidó también el denominado “Distrito Joven”, una iniciativa del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de al menos seis años y que busca convertir los bordes del río en un corredor de entretenimiento. En ese marco, distintos grupos comenzaron a apostar, y el mapa cambió.

“Los carritos históricos apuntaban a un público mayor y más familiar, mientras que las nuevas propuestas están dirigidas a un público joven y el concepto está asociado a la diversión. El Gobierno quiso hacer un polo joven y lo logró. Las inversiones y los locales que abrieron son muy grandes, y las aperturas continuarán en los próximos meses. Hay inversiones que superan incluso lo imaginable. Ahora hay que ver cómo funciona, cómo afectará al resto de los locales bailables en la ciudad y cómo convivirán los públicos”, señaló Marcelo Boer, empresario y consultor gastronómico.
A la fecha, si bien la gastronomía no escapó a los efectos del ajuste económico y la caída del consumo, las salidas a comer afuera siguen ocupando un lugar importante en la vida de los argentinos. Un estudio reciente realizado por Kantar, por ejemplo, exhibió que para el 66% de los consultados, se trata de una oportunidad para socializar con amigos y familia.
Primeras apuestas
Uno de los primeros que apostó por la zona fue Enero, un restaurante inaugurado en mayo de 2019 por un grupo de amigos -Diego Rosignolo, Alberto Mancini, Roco Sueiro y Toto Lafiandra-. “Fuimos los primeros en invertir en este proyecto de la ciudad. Fue una apuesta muy jugada, un proyecto muy grande y ambicioso, en un polo gastronómico que solo tenía dos restaurantes clásicos -Happening y Gardiner-, ya con su clientela armada. Nosotros teníamos que meternos por la ventana a jugar un partido muy difícil, con estándares de calidad altos. Tampoco existía el delivery, por la zona, ni el que baja a comer cerca de la casa”, explicó Lafiandra.

Para los emprendedores, que conocen bien la zona -algunos de ellos son también dueños de la discoteca Jet Buenos Aires, que funciona allí desde hace 20 años- la iniciativa tenía luces y sombras. Por un lado, vieron que la zona estaba bien posicionada en términos de entretenimiento y las concesiones ofrecían superficies generosas. Pero también detectaron la falta de movimiento durante el día, más allá del flujo corporativo entre las 12 y las 15: aún hoy, el 70% de la facturación proviene de la noche.
“Uno de los cambios más importantes de la industria tiene que ver con la incorporación del concepto de ‘fun dining‘: se puede comer bien, tener buena coctelería y escuchar buena música. En esta época post pandemia, la gente busca salir a comer como plan divertido”, señaló Lafiandra. Aunque también advirtió el impacto de la baja de la afluencia de turistas extranjeros: “En otros países, en locales como el nuestro, se trabaja más del 50% con extranjeros. Hoy, tenemos un 15% de extranjeros entre los clientes”.

Otro de los negocios que vio una oportunidad en Costanera Norte fue Ribs al Río, hoy conocida como la principal cadena de gastronomía texana y ahumados a leña. “La costanera nos daba la posibilidad de ahumar al aire libre en cantidad, dado que no tiene vecinos y mucho aire libre. Además, históricamente, es una plaza donde se consume carne, con una fuerte tradición gastronómica, estacionamiento y buenos s”, señaló Alejo Pérez, socio de la firma junto a Osky Alzogaray y Juan Tetamanti.
El negocio arrancó días antes del inicio de la pandemia de Covid-19, pero el encierro no los detuvo. “Hubo un impulso grande post pandemia ya que se revitalizó mucho la importancia del aire libre, y la gente se volcó hacia el río y a este tipo de negocios que tienen propiedades únicas en la ciudad por su tamaño y morfología”, señaló Pérez. Y añadió: “La zona está pasando un gran momento y recién es el comienzo de esta nueva etapa donde hay apuestas muy fuertes que nos elevan a todos: nosotros, por ejemplo, estamos encarando una remodelación muy importante para el invierno”.
Despegue post pandemia
De la mano de la bartender Inés De Los Santos y el chef Pedro Bargero, Costa 7070 se sumó al corredor y abrió en octubre del año pasado. “El proyecto nació con el deseo de reinterpretar nuestros sabores tradicionales y acompañarlos con una propuesta de alta energía que evoluciona a lo largo de la noche. ‘Comer, tomar y bailar a toda Costa’”, señalaron.
Para los empresarios, la Costanera Norte “está despertando” y hay un interés en revalorizarla. “A futuro, creemos que se consolidará como una zona clave para la gastronomía y la cultura porteña. Tiene una carga simbólica muy fuerte para quienes crecimos en Buenos Aires: es un lugar de encuentro, de paseo y de celebración”, explicaron.

A la hora de diseñar la propuesta, De Los Santos se inspiró en las escenas de Menorca, Mallorca e Ibiza, entre otros grandes destinos de turismo, noche y playa. ”Hoy el consumo está más vinculado a la experiencia que al lujo. La gente busca pasarla bien, sentirse parte, compartir. Valoran los productos de calidad, pero también el ambiente, la música, la atención”, explicaron. Recientemente, Costa 7070 fue reconocido por la revista Time como uno de los 100 destinos excepcionales para visitar en el mundo en 2025.
Otro de los que desembarcó en la zona en 2024 fue Malloy’s: lo hizo en el complejo de Punta Carrasco, con un amplio deck de madera y vistas al río. Inspirado en un bar de playa con ambiente descontracturado, este es el segundo local de la marca: el primero fue inaugurado por el surfista Noah Ashton Malloy, en el bajo de Martínez.
Más recientemente también Grupo Fabric plantó bandera en el polo, con Fabric Dragón Blanco y Tigre Morado Costanera, dos propuestas de cocina asiática y peruana, respectivamente. “Estos locales tienen lo mejor de todos los mundos. Conforman un lugar único, por la ubicación y el diseño, que invita a descubrir los detalles tanto en su arquitectura, como en la decoración que resalta guiños propios de cada cocina, cultura o marca”, enfatizó Máximo Pellegrino, gerente general de la firma.
Para el ejecutivo, la apertura se dio en el marco de ciertos cambios de tendencias en el consumo en los últimos años. “La pandemia y la situación económica, entre otros factores, impactaron en los hábitos de los consumidores; y un ejemplo de ello es la concentración de comensales durante el fin de semana o la posibilidad de disfrutar en casa las propuestas gastronómicas tanto por delivery como por take away. No obstante, vemos que los consumidores le asignan un valor muy relevante ‘al salir a comer afuera’, lo que se traduce como una señal positiva y al mismo tiempo un desafío constante para seguir cubriendo sus expectativas”, amplió.
La ola de aperturas incluyó también la inauguración del salón número 70 de Jano‘s. La empresa, creada por los hermanos Federico y Gastón Almada, cuenta hoy con más de 75 espacios para fiestas, entre propios y tercerizados.
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