Nicaragua, dictadura sin frenos
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El gobierno que conforman el dictador Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, anunció la retirada de toda actividad relacionada con el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Fue tras conocerse un informe del Grupo de Expertos de Derechos Humanos sobre el país instando a demandarlo ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) por privar de la nacionalidad a nicaragüenses.
Según ese reporte, el ejército nicaragüense participó activamente en la represión de las manifestaciones que estallaron en abril de 2018 violando derechos humanos.
La persecución oficial a opositores reales o percibidos como tales se ha vuelto moneda corriente. Se perpetran crímenes, violaciones y abusos no solo para desmantelar los esfuerzos activos de la oposición, sino también para eliminar todas las voces críticas y disuadir cualquier potencial iniciativa de movilización social.
La bicéfala dictadura creó, además, la Policía Voluntaria, integrada por 30.000 civiles, quienes, encapuchados, juraron fidelidad al matrimonio presidencial. Esta fuerza está destinada a respaldar a la Policía Nacional en la preservación del orden y la seguridad, aunque la oposición la considera una herramienta para intensificar la represión política.
La concentración de poder del matrimonio presidencial se robusteció con la sanción de una nueva ley electoral por la que se elimina cualquier resquicio de independencia y se otorga a la dictadura la facultad de disolver partidos opositores. Con la modificación de la composición de la Asamblea Nacional los “copresidentes” se integrarán automáticamente al Parlamento cuando dejen sus cargos, garantizando la permanencia de Ortega y Murillo en puestos de poder.
Nicaragua se ha convertido en un país en el que la ciudadanía solo puede expresarse si es fiel a la dictadura gobernante. La comunidad internacional no puede limitarse a ser silente testigo. Debe tomar medidas concretas y urgentes -acciones legales y sanciones específicas- para obligar al gobierno a rendir cuentas. La inacción solo fortalecerá al régimen y prolongará el sufrimiento de la población.
