Más allá de la Ciudad de Buenos Aires: qué pasa con la participación electoral en América Latina
En la elección de la semana pasada se alcanzó un piso histórico en la Capital, aunque eran unos comicios excepcionales por el desdoblamiento; en la región se registra una tendencia de menor asistencia a las urnas
6 minutos de lectura'
Las elecciones legislativas del domingo pasado en la Ciudad de Buenos Aires dejaron como resultado una cifra que despertó preocupación: 53,3%. El porcentaje corresponde a la participación de los porteños y fue el nivel más bajo de presentismo desde 1997, muy por detrás del promedio histórico, que ronda el 75% en otros comicios legislativos en la Capital. Teniendo en cuenta que cerca de la mitad de la población mundial eligió a sus representantes el año pasado -se celebraron elecciones legislativas o presidenciales en 76 países- surgió el interrogante: ¿la gente está votando menos que antes en el mundo?
El abstencionismo -que suele ser estudiado con el voto nulo o blanco, además del ausentismo- es considerado por los gobiernos democráticos del mundo como una señal de alarma ya que “formula el escepticismo respecto de las elecciones en tanto es uno de los pilares de la democracia representativa y enmarca un grado de consentimiento con el sistema político”, de acuerdo a la definición de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Aunque motivado por una pluralidad de factores, los expertos le atribuyen en gran medida la apatía con el sistema político, el peso relativo que se le de a una elección y la desvinculación del votante con los partidos políticos.
Expertos consultados por LA NACION coinciden en que la excepcionalidad de la elección del domingo en la Ciudad de Buenos Aires dificulta la posibilidad de trazar comparaciones con otras elecciones del mundo o de la región. Es que fue primera vez que los comicios legislativos se desdoblan en la Ciudad.
“No considero que lo que pasó en la Ciudad responda a la apatía de la población o un sistema en crisis, sino a que la gente no quiere desdoblar”, dijo el politólogo Julio Burdman, quien citó un estudio de opinión pública realizado por la consultora Isasi/Burdman que arroja que el 60% de los argentinos se opone a la realización de elecciones nacionales y locales en fechas distintas.
“Llama la atención que en la Argentina la participación electoral promedio siempre fue alta, muy pocas veces menor al 70%; tenemos voto obligatorio aunque las sanciones son muy bajas. Pero esta es la primera vez que se celebra una elección legislativa en la Ciudad de Buenos Aires que no concurre con la nacional o la elección de jefe de Gobierno. Entonces, naturalmente hubiésemos esperado un descenso en la participación”, explicó por su parte el politólogo Gabriel Negretto, catedrático del departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Carlos III de Madrid.
“La elección en la Ciudad es un campanazo de alerta que habrá que evaluar en base a lo que pase en octubre, porque ahí es demasiado lo que está en juego. Es ahí donde se juega la gobernabilidad del Presidente y un respaldo a una política económica de dos años. Si ahí tenés un fenómeno de apatía importante quiere decir que el problema ya está en la cultura política de un país que se siente cansado”, dijo LA NACION Daniel Zovatto, analista político y director de Radar Latam 360. “Es una arritmia. No es para decir que tuviste un infarto, pero sí para ir al médico y tratar de indagar en qué pasó”, ilustró.
El comportamiento electoral en el mundo varía en base a la naturaleza de una elección -presidencial o legislativa; nacional o local- y si el voto es voluntario u obligatorio, además del peso de las sanciones, todos factores que influyen en el votante. En el mundo hay 28 países en los que votar es obligatorio, de los cuales 17 -entre ellos la Argentina- se encuentran en América Latina.
Menos participación en la región
La megacarrera electoral del año pasado ubicó el promedio mundial de participación electoral en un 62%. Aunque experimentó altibajos, esta cifra se sitúa hoy en casi diez puntos porcentuales menos que hace 20 años atrás, según un relevamiento de Our World in Data.
En el caso de los países latinoamericanos, en las elecciones recientes los niveles de participación oscilaron entre porcentajes comúnmente bajos -alrededor del 50%, como en Chile- a casos destacados, como el de Uruguay, con casi 90% de asistencia a las urnas.
Una de las mayores sorpresas se dio en República Dominicana, donde el ausentismo en la elección presidencial fue del 38%, el mayor en más de 60 años. “Las variaciones que venimos viendo tienen que ver con la coyuntura política de cada país y con el grado de competencia e interés que está en el proceso electoral”, indicó Zovatto.
Un estudio de la Organización de los Estados Americanos (OEA) publicado en 2015 revela que existe una tendencia progresiva en la región que muestra un declive en la participación electoral desde el regreso de la democracia. En un período de veinte años, la tasa de participación promedio en las elecciones presidenciales en América Latina disminuyó alrededor de cinco puntos porcentuales (del 75% a poco menos del 70%), y en legislativas 10 puntos porcentuales (de un 75% a menos de 65%).
Esta tendencia a la baja en la participación, aunque ligeramente, se mantuvo durante lo que los expertos llaman el “súper ciclo electoral”: en el período 2021 a 2024, 16 países latinoamericanos fueron a las urnas. Según un artículo de investigación en curso de Zovatto, el promedio regional en la participación se situó en 67,5%.
“Aunque se observa una tendencia constante -si bien leve- en la disminución de la participación electoral en América Latina durante los años, calificarla como una ‘crisis’ podría ser apresurado, dado que existen variaciones significativas entre países y contextos“, concluyó Zovatto.

No obstante, destacó el experto, existen factores que podrían acentuar esta tendencia, tales como la fragmentación política, la pérdida de credibilidad en las instituciones, el deterioro de valores cívicos y el debilitamiento de la sociedad civil.
“En América Latina vemos países en donde la participación es altísima. Pero también hay lugares en donde la participación cae de manera importante, lo que indica que la política, desprestigiada, no representa y no presenta opciones relevantes para la gente, por eso eligen quedarse en la casa“, señaló Marta Lagos, directora de Latinobarómetro. ”Los partidos viejos no dan respuestas, tampoco las dan los nuevos. Eso habla de una crisis de representación. Lo que está pasando normalmente ahora en la región es una crítica de la política y esto lleva al abstencionismo".
Aún así, el último informe de su consultora advirtió que esta crítica a la política no viene de la mano de un aumento al rechazo a la democracia, ya que el apoyo a esta forma de gobierno creció a un 52%, cuatro puntos más que en 2023. Desde 2010 que el apoyo a la democracia no repuntaba con esta magnitud.
“Se ve en Perú, en Chile, en la Argentina, en Brasil. La ciudadanía está diciendo que no quiere quedarse sin democracia, sino que necesitan una democracia mejor”, puntualizó Lagos.
Otras noticias de América Latina
- 1
Una monja brasileña sorprendió con una demostración de beatbox en un programa de TV
- 2
Carlos III defendió la soberanía de Canadá ante las amenazas expansionistas de Trump
- 3
Hay que prepararse para varios años de calor extremo, advierten los principales meteorólogos del mundo
- 4
Israel confirma la muerte del líder de Hamas Mohmmed Sinwar en Gaza y crece la crisis humanitaria en Rafah