Meloni se posiciona como la interlocutora que Europa necesita para lidiar con Trump

ROMA.- En el nuevo orden -o desorden- internacional después de las elecciones en Estados Unidos, así como Javier Milei espera convertirse en un aliado geoestratégico de Donald Trump en América Latina, la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni -que desembarcará en Buenos Aires este miércoles, después de pasar por el G20 en Brasil-, sueña con lo mismo: tener un rol de interlocutora privilegiada del presidente electo en Europa.

“Meloni puede ser la referencia de Donald en Europa por obvias afinidades políticas y también con respecto a otros líderes europeos”, aseguró Lew Eisenberg, exembajador en Italia de la primera istración Trump, en una reciente entrevista con el diario La Repubblica.

Expresidente del comité de Finanzas del Partido Republicano y alto funcionario que trabajó en la recaudación de fondos para la campaña 2024, Eisenberg también advirtió que, para ello, Meloni también deberá esperar reclamos de más aportes en favor de las relaciones transatlánticas.

“Giorgia Meloni, el recurso europeo ante Trump”, tituló hace unos días un editorial que el semanario francés Le Point le dedicó a la premier italiana. “Reforzada por su popularidad y su línea atlantista, Meloni podría ser el ancla de estabilidad para una Europa dividida”, comentó el medio parisino en un editorial firmado por Luc de Barochez.

“Como Blancanieves rodeada de siete enanitos, la italiana Giorgia Meloni domina indiscutiblemente el grupo de líderes europeos, una gran parte de los cuales quedaron estupefactos por el resultado de las elecciones presidenciales estadounidenses del 5 de noviembre”, agregó, según consignó ANSA. Para Le Point, “solo Meloni está en condiciones de constituir un vínculo valioso entre una Europa sacudida por los acontecimientos y los Estados Unidos de Donald Trump”.

Le Point no es el único que piensa que Meloni -amiga de Elon Musk, nueva mano derecha del presidente electo- es la figura europea con más chances de tener una relación constructiva con la nueva istración estadounidense. También hubo voces en Italia que dijeron lo mismo. ¿Por qué? Los líderes de los otros dos grandes países europeos, Alemania y Francia, no pasan por un buen momento: Olaf Scholz está de salida -habrá elecciones en febrero- y Emmanuel Macron, cada vez más solo al mando de su país. El primer ministro húngaro, Viktor Orban, seguidor de Trump de la primera hora, por otro lado, no es considerado un embajador creíble frente a la mayoría de los 27 de la Unión Europea (UE) por su cercanía con Vladimir Putin, sus vetos a los financiamientos a Ucrania o las políticas migratorias.

En este marco, Meloni aparece con viento en popa. Su gobierno de derecha es sólido, ella cosecha consenso personal, se demostró pragmática en sus dos años en el poder y es la primera ministra del tercer país de la UE. Además, si bien en los últimos dos años se llevó bien con la istración demócrata del presidente saliente Joe Biden -nadie olvida de ese beso en la frente que él le dio cuando se reunieron en la Casa Blanca-, en paralelo siguió manteniendo una relación fuerte con la derecha norteamericana, a partir de su relación con Musk.

Por años Meloni cultivó su amistad con el dueño de X, Tesla y Space X, a quien recibió más de una vez en el Palazzo Chigi y que en septiembre pasado quiso que fuera quien le entregara el Global Citizen Award, en Nueva York. “Es un valor agregado de nuestro tiempo y un posible interlocutor”, dijo entonces la premier, que esta semana, de todos modos, quedó en una posición incómoda con la intromisión de Musk, a través de posteos en X, en la política doméstica.

Musk criticó a los jueces italianos que rechazaron el traslado de un grupo de migrantes a los polémicos centros levantados en Albania, una injerencia que causó una reacción airada del presidente Sergio Mattarella, máxima autoridad institucional de la península.

Tommaso Foti, jefe de la bancada de Hermanos de Italia, el partido de Meloni, fue el primero que, al día siguiente de la contundente victoria de Trump, aseguró que la premier iba a ser “un puente decisivo” entre Europa y Estados Unidos. Foti consideró que la victoria de Trump “le servirá también a Europa”, siempre y cuando pueda construirse una cohesión que hasta ahora no existió. “Europa no tiene que estar en manos de tres países que dominan a los demás veinticuatro”, afirmó.

Y es en este escenario que la premier italiana sabrá cómo moverse y tendrá un rol. “Meloni es el punto de referencia de Europa en este momento y lo es también porque está al frente del gobierno más sólido”, dijo Foti. “Meloni será un puente decisivo entre Trump y Europa. Es más, será estratégica en la relación entre Europa y Estados Unidos”, agregó, más allá de las dificultades que se avecinan con el tema de los aranceles y de la guerra en Ucrania.

Dudas

Amén del entusiasmo que algunos puedan tener por un futuro rol de Meloni como interlocutora europea de Trump, hay muchas dudas. Y no tanto por ella, sino porque, desde hace tiempo a Estados Unidos, enfocado especialmente en su antagonismo económico con China, dejó de interesarle Europa. Prefiere que Europa esté dividida, como ahora, que el bloque aparece irrelevante tanto ante la guerra en Ucrania -que cumplirá 1000 días- como en el conflicto en Medio Oriente. Guerras que Trump buscará terminar antes del 20 de enero, el día de su asunción, probablemente beneficiando a Vladimir Putin, por un lado y a Benjamin Netanyahu, por el otro, según dos prestigiosos analistas que hace unos días hablaron en la Asociación de la Prensa Extranjera de esta capital.

“Europa no es más una preocupación de la política exterior de Estados Unidos desde hace tiempo, incluso desde la época de [Barack] Obama. La diferencia es que con los demócratas siempre hubo más cortesía y una coincidencia de valores, pero con Trump, a quien no le gustan las Naciones Unidas y tampoco la Unión Europea, lo único que podemos esperar es que venga a reclamar que los países europeos pongan más dinero en la OTAN”, dijo Giampiero Gramaglia, exdirector de la agencia ANSA, en ese encuentro.

Le hizo eco Alberto Negri, experto en Medio Oriente y excorresponsal del diario Il Sole 24 Ore, quien recordó un dato: si después de la Segunda Guerra Mundial Europa representaba la mitad del PBI mundial, ahora representa tan solo entre el 15% y el 20%. “Durante la primera presidencia de Trump, entre 2017 y 2020, si bien había liderazgos también débiles en Europa, comparado con lo que hay ahora, eran liderazgos fantásticos, porque de alguna forma eran capaces de equilibrar su discurso”, dijo también Gramaglia, que aludió a Angela Merkel en Alemania y a un Macron en su primera presidencia, no debilitado como el actual. “Ahora, en cambio, hay varios lidercitos europeos que mueven la cola alrededor de Trump”, agregó.

Coincidió Negri, que subrayó que no hay que esperar grandes cambios porque “Estados Unidos como siempre seguirá haciendo una política exterior pensando en sus intereses, sin importarle nada ni Europa, ni Meloni”.

Por Elisabetta Piqué

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