Ángel Mahler y Pepe Cibrián, una amistad de treinta años que terminó muy mal
Trabajaron juntos desde 1983 y crearon un fenómeno, Drácula el musical. Pero los separó una diferencia económica y nunca se reconciliaron
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Durante años fueron socios y amigos, y crearon juntos grandes éxitos como Drácula y El jorobado de París. Los años de buenaventura fueron casi 25 hasta que en 2016 la relación se quebró. No se hablaba de eso, pero todos sabían que Ángel Mahler y Pepe Cibrián Campoy ya ni siquiera se saludaban. Algunos especularon que era por una cuestión de egos o porque Pepe no habló bien de la gestión de Mahler como Ministro de Cultura de la ciudad de Buenos Aires entre en 2016 y 2017. Sin embargo, los verdaderos motivos de la pelea tenían un origen económico. Estuvieron seis años sin hablarse hasta que en 2021 se juntaron y volvieron a trabajar juntos para la reposición de Drácula, que cumplía 30 años. Les fue muy bien, estuvieron en el Luna Park durante varias semanas, después hicieron una temporada en Mar del Plata y finalmente, se despidieron en 2023 de esa obra que fue un fenómeno. Luego siguieron con El jorobado de París, también en el Luna Park y en gira, pero ya no les fue tan bien y los problemas afloraron una vez más. El conflicto era el reparto de ingresos: mientras Cibrián decía que históricamente la división había sido mitad y mitad; Mahler le había dejado en claro que él era el autor y productor, y por lo tanto, le correspondía un porcentaje diferente.
Con la partida de Mahler, Cibrián posteó en sus redes un sentido mensaje: “Vuela alto querido Ángel. Fuiste y vas a ser siempre más de la mitad de mi vida. Hoy decido quedarme con los buenos recuerdos. Saludos a nuestros padres”, escribió el artista al pie de una foto en donde se los veía juntos y sonrientes. Y recibió una respuesta que sorprendió a todos: la de Osvaldo Mahler, hermano de Ángel. “Pepe, soy Ova Mahler. Fuiste y sos la peor persona que conozco y dudaste de su lealtad. No merecés ni que pierda el tiempo escribiendo mentiras”, expresó.
Osvaldo, que es un reconocido sonidista y vive en Miami aunque trabajó en muchas oportunidades con la dupla, se indignó porque meses antes de la muerte de su hermano, Cibrián empezó a dudar de las cuentas de Drácula y El jorobado..., le inició acciones legales a Mahler, y hasta pidió una auditoría, que terminó en un allanamiento. Por supuesto, todo esto generó que la relación entre ellos no tuviera vuelta atrás. Para Mahler fue trago muy amargo.
El último viernes, Mahler cumplió 65 años y la familia llamó a los músicos amigos y a los más íntimos para que se despidieran, aunque ya había entrado en coma farmacológico.
El principio del fin
El mismo Cibrián contó al año pasado en A la tarde (América), que la pelea entre ambos surgió a partir de un desacuerdo económico respecto a los derechos de la música de Drácula. “Durante muchos años le pedí a Ángel que me diera los derechos de la música para poder hacerlo y nunca me contestó. Siempre teníamos el cincuenta y el cincuenta. En un momento me dijo que me daba el 30%. Se aprovechó de mí, tenía que aceptar porque no tenía salida. Solo para Drácula fue 70 y 30... Ya no me sorprende nada de él”, decía en ese momento.
“Todo terminó en la justicia porque me está debiendo millones de dólares. Y luego expresó: ”Lo de Ángel tiene que ver con algo personal, algo que me debe… No puede ser. Yo no soy el socio, soy el padre de Ángel. Lo he criado, lo he sacado. Entonces, que me niegue comprobar lo que necesito comprobar, es algo muy triste para mí“.
Por su parte, Ángel Mahler respondió a la denuncia con una carta documento en la que aseguraba que no eran socios en los términos que Cibrián había expresado, sino que él figuraba como autor y productor, mientras que Cibrián tenía únicamente una participación del 35% por su rol como director artístico y coordinador. Nunca se reconciliaron.
Los buenos tiempos
Fueron la dupla más prolífera de los musicales argentinos. Se conocieron en 1983, cuando Mahler trabajaba en una casa de venta de pianos e integraba una banda de rock progresivo y sinfónico, Espíritu, y Cibrián ya había hecho Aquí no podemos hacerlo. Fue el hijo de José Cibrián y Ana María Campoy, quien convocó a Mahler para que se hiciera cargo de los arreglos de una primera versión de Calígula, con música de Martín Bianchedi. A partir de entonces comenzó a compartir la composición de la música de las obras de Cibrián con Bianchedi, casi una por año: George Sand (1984), Mágico Burdel (1985), Los Borgia (1986), Divas (1987), Cleopatra (1990) y Los de la legua (1990). Luego, estrenada en 1991, Drácula el musical marcó un hito en el teatro argentino con 52 artistas en escena y una orquesta de 30 músicos. Entre todas las funciones, contando las reposiciones en distintas salas y en sus giras, se vendieron más de 3.000.000 de entradas. Fue un fenómeno sin precedente. Recuperaron la inversión inicial de un millón de pesos en diez días. Luego siguieron trabajando juntos en El Jorobado de París, Las mil y una noches y El Fantasma de Canterville.
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