Pakapaka: identidad local, tiempos infantiles

Los chicos pasan cada vez mayor tiempo y desde más pequeños frente a las pantallas, la primera de ellas, la de la televisión. Una docena de canales infantiles ofrecen su programación en la TV por cable, generando un mercado de pequeños consumidores que se extiende a los juegos de computadora, el cine y el teatro, así como al merchandising de juguetes.

En ese contexto, se abrió una alternativa interesante a través de la señal Pakapaka, incorporada en los últimos meses a la grilla de los principales cableoperadores (sólo sigue ausente del paquete básico de Cablevisión, aunque está incluida en su oferta digital), a la vez que se emite limitada a horario diurno (de 7 a 19) en DirecTV y en una franja matutina de Canal 9, así como en varios canales públicos del interior.

Hay algunos rasgos que distinguen claramente la programación de este canal infantil de otras señales similares, el que resaltan antes que nada los responsables del canal es el de la identidad local. "Es la única programación para chicos argentinos pensada por autores, ilustradores y animadores argentinos", dice Cielo Salviolo, directora del canal. "Los chicos pueden ver que un personaje toma mate; que es formoseño; pueden reconocerse no sólo los de clase media urbana de Buenos Aires, sino de todo el país." Las producciones de Pakapaka que recogen la participación de chicos o adultos reales suelen recorrer una docena de provincias. Una cuidada edición de los testimonios establece puentes de empatía inesperados, como en la representación de conflictos entre chicos en SOS Mediadores o como en el micro Rimas.

Pero no se trata sólo de una cuestión de identidad nacional, limitada de por sí a la programación propia. Pakapaka emite entre un 30 y 40 por ciento de productos originarios de otros países. Algunos son latinoamericanos, como los cortos chilenos de El ogro y el pollo; otros europeos, como el desopilante Hotel de zombies, del francés Luc Vinciguerra. También se emiten cortos y largometrajes de la célebre escuela de animación canadiense, algunas piezas nominadas al Oscar o, próximamente, el corto de animación alemán El niño y la bestia, ganador del Prix Jeunesse. La mayoría de los programas adquiridos de otros países se dobla aquí, incluidos los latinoamericanos, una intención loable desde el punto de vista de la afirmación de un lenguaje propio, aunque aún se nota en algunos casos los escasos años de experiencia en este rubro.

El común denominador más abarcador, más allá de la procedencia, pasa por un respeto a la identidad infantil, a sus tiempos, sus conflictos, sus intereses. "Tratamos de que el material no sea muy clipeado, que se pueda disfrutar de las imágenes más tiempo, parando un poco la velocidad vertiginosa", explica Miguel Rur, coordinador de producción del canal, quien pasó durante su larga trayectoria dedicada al público infantil por las primeras formaciones del grupo La Galera Encantada, por el Grupo de Titiriteros del San Martín y por la producción del canal infantil Cablín.

Los contenidos de producción local son diseñados por el equipo propio de Pakapaka, con supervisión del directorio de EducAr, el portal educativo del Ministerio de Educación del que depende la señal. La realización se licita luego a productoras independientes, pero con la incorporación de un productor delegado del canal, que tiene por misión garantizar la coherencia entre el concepto original y el producto final.

La posibilidad de la identificación del niño espectador con lo que ve pasa también por la utilización de elementos cotidianos en escenografía, utilería y vestuario, sin por ello perder el vuelo de la fantasía. "Es un equilibrio delicado entre disfraz y vestuario, entre lo original y lo cotidiano", destaca Romina Trostinetzky, vestuarista del canal. Hay también una búsqueda de integración estética de fondos, elementos y vestuario, con una paleta de colores más rica que la de los tonos planos habituales en la televisión para chicos.

Entre los nombres convocados, se destacan la autora y titiritera Silvina Reinaudi, responsable de Chikuchis, uno de los platos fuertes de Ronda Pakapaka, la franja horaria dedicada a los más chicos, en el que colaboran, asimismo, el titiritero Carlos Martínez y el músico Carlos Gianni. También participaron de algunas grabaciones, actuando o prestando su voz, Héctor Presa, Hilda Bernard, Juan Manuel Tenuta, Julieta Díaz, Héctor Bidonde y Magdalena Fleitas, así como el dúo Los Cazurros con su propio programa, Cazurros al cuadrado. En los comienzos del proyecto, existió la intención de incorporar a Hugo Midón en la programación, para establecer un puente con la experiencia hasta ahora más destacada en la historia de la programación para niños local, su versión televisiva de Vivitos y coleando, algo que, finalmente, se vio frustrado por la enfermedad y posterior fallecimiento del creador.

Matices

Más allá de matices propios de cada propuesta, es notorio en Pakapaka que se evita la división sexista en la programación, que en otras señales suele separarse entre varones seguidores de Ben10 y niñas que sólo sueñan con ser la Sirenita. La diferenciación entre niños y niñas se da dentro de los personajes de un mismo programa, colaborando y confrontando a partir de su idiosincrasia de género y edad. No se elude el conflicto, que en la ficción funciona como motor de la acción y en las filmaciones documentales, como parte de la vida, pero apuntando a resoluciones más orientadas hacia un nuevo pacto de convivencia que a la destrucción del rival.

En este marco conceptual, los conductores no son ni pretenden convertirse en estrellas, sino que son, al modo de Genoveva en Animapaka, referentes que guían al espectador infantil entre la animación y las imágenes documentales. A veces son también los mismos chicos, como en Los mundos de Uli y en documentales, los que llevan a la cámara a buscar a adultos que puedan introducir una experiencia, una historia o un paisaje. La misma TV y la relación más o menos adictiva a la misma llega a ser tematizada. En lugar de proclamar entre un programa y otro "No te muevas", puede aparecer algún personaje, como el pequeño oso Claude, que se inspira en su programa de televisión favorito para salir a jugar afuera con su amigo.

Un segmento de arte para chicos, Veo veo; uno de participación ciudadana que lleva el nombre provisional de Cosa de todos; nuevos capítulos de la serie Zamba, que retoma la historia de los próceres con humor y un ambicioso proyecto de reunir textos originales de 13 escritores con 13 animadores y 13 narradores en el ciclo Biblioteca infinita se cuentan entre los proyectos que saldrán a pantalla en la segunda mitad de este año.

La línea conceptual del canal no es novedosa en sí, ha sido recomendada por expertos en educación, psicología y artes audiovisuales de países desarrollados desde el boom de la televisión infantil hace varias décadas. Pero hasta ahora, salvo programas aislados, no había llegado a plasmarse en la programación que ven nuestros chicos.

LOS CICLOS

• 1 . Los mundos de Uli, las aventuras de un chico común

• 2 . Cazurros al cuadrado, del grupo infantil

• 3 . El show de Perico, una parodia de talk shows colombiana

• 4 . Chikuchis, ciclo de títeres de Silvina Reinaudi

5. El mundo de los ¿por qué? se ve también en la franja infantil Permitido estacionar, de Canal 7

DIEZ RECOMENDADOS

• Louie y Babar (Discovery Kids). Un conejo y un elefante, protagonistas de dos dibujos animados de cuidada factura para los más chicos.

• Angelina Ballerina (Discovery Kids). La serie británica de la ratoncita bailarina inspira a sus pequeñas espectadoras a danzar frente a la pantalla.

• Tom & Jerry (Cartoon Network). A pesar de los porrazos del felino, los chicos reconocen una complicidad lúdica entre gato y ratón en el clásico de William Hanna y Joseph Barbera.

• El Chavo (Cartoon Network). El personaje creado por Roberto Gómez Bolaños sigue marcando un contrapunto efectivo a tantas figuras glamorosas.

• Backyardigans (Discovery Kids). Del patio trasero a las pirámides de Egipto o al Lejano Oeste, el juego lleva a los amigos a recorrer la historia y geografía del mundo.

• Bob Esponja (Nickelodeon). Bob y su amigo Patricio Estrella defienden con humor la fórmula secreta de sus cangreburgers bajo el mar.

• Pinky Dinky Doo (Discovery Kids). Las historias de la niña de 7 años, dedicadas a su hermano de 4, vuelan con fantasía hacia soluciones ingeniosas.

• Art Attack (Disney) y Mister Maker (Discovery Kids). Dos programas de arte, uno para conocer y el otro para hacer.

• Pucca y Kid vs. Kat (DisneyXD). Dos programas, uno británico y el otro canadiense, con protagonistas de 10 años: una niña oriental enamorada del belicoso Garu, para quien no hay nada peor que un beso, y un niño enfrentado a un gato absurdamente violento.

• iCarly (Nickelodeon). Sam, de 13 años, emite un programa de TV por Internet, con repercusiones inesperadas. Una serie que escapa a los estereotipos edulcorados de la televisión preadolescente.

Por Juan Garff <br/> Para LA NACION

• Televisión

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