Milei necesita a Cristina para ganarle
La motosierra contra la inflación de Javier Milei está produciendo la mayor transformación política en un cuarto de siglo. Al revés de lo ocurrido en el cataclismo institucional de 2001, esta reconstrucción no gira en torno al reagrupamiento del peronismo como reemplazo de las fuerzas en su contra.
Desde el poder, como el peronismo en 2002, son los libertarios los que están absorbiendo pedazos sueltos del desaparecido Juntos por el Cambio. Ahora en otro rol, es el peronismo el que tiene que reinventarse desde el llano; un desafío que no lograron los radicales de aquellos años, que pagaron el precio de una larga decadencia.
Milei le está regalando al peronismo kirchnerista que todavía preside Cristina Kirchner la casi exclusiva representación de la oposición
Los compañeros no temen correr la desgracia de los correligionarios en tanto se reinventaron varias veces. Siempre lo hicieron en nombre de una victimización o en nombre de una supuesta salvación nacional, tal el caso de la crisis que terminó con la presidencia de Fernando de la Rúa.
Lo nuevo es que Milei diseña el sistema de poder basado en el fracaso definitivo del peronismo kirchnerista, que convierte a sus adversarios en victimarios antes que en víctimas.
Milei le está regalando al peronismo kirchnerista que todavía preside Cristina Kirchner la casi exclusiva representación de la oposición.
El Presidente cree que el kirchnerismo es una presa fácil. Cristina aprovecha esa oportunidad y mantiene un diálogo mediático con su adversario en un lenguaje que lo imita en su tono vulgar, pero que ya no registra el interés ni el impacto de otros tiempos.
El peronismo tiene un problema que le cuesta mucho superar: no aprendió a vivir sin Cristina y se le hace insoportable seguir sometido a su jefatura
El peronismo debería agradecerle a Milei haberlo puesto en la mira; en política siempre es mejor defenderse de un ataque frontal que ser considerado irrelevante.
Es el desdén del Presidente y el terror a quedarse afuera de todo por falta de una propuesta atractiva propia lo que empuja a unirse a La Libertad Avanza a bandadas de dirigentes radicales, de PRO y de diversas fuerzas provinciales.
Todas esas fracciones que alguna vez convivieron en Cambiemos pagan al fin la factura de no haber tenido otro fin que derrotar al kirchnerismo sin darle un sentido concreto a un proyecto de cambio que les otorgue una identidad propia.
Milei recibe a esos soldados sin bandera sobre la base de la creencia que afirma que para ganarle al peronismo hay que borrar del mapa al resto de las alternativas para enfrentarlo, o rogar que el PJ se divida. Esto último sólo le ocurrió a Mauricio Macri. Sin embargo, el entonces presidente eligió como rival a Cristina y esta le respondió con una maniobra unificadora del peronismo que arruinó su proyecto de reelección.
Es la dimensión del triunfo lo que está en discusión entre los dirigentes que, más cerca o más lejos del oficialismo, estiman que LLA aprobará el examen electoral de octubre
El peronismo manejado por el kirchnerismo desde hace dos décadas tiene un problema que le cuesta mucho superar. No aprendió a vivir sin Cristina y se le hace insoportable seguir sometido a su jefatura. Hace ya tiempo que sus dirigentes buscan y no encuentran tácticas para sobrevivir cada uno por su cuenta.
Fuera del poder nacional, no hay enlaces posibles entre los distintos grupos gremiales, el archipiélago de los piqueteros, los reinos de los gobernadores del interior y de los intendentes del conurbano.
Es casi seguro que la estrategia nacional de Cristina se agote en cuatro o cinco partidos del conurbano y es también muy posible que el acuerdo o el desacuerdo final de la actual pelea con Axel Kicillof sirva solo para ordenar el reparto de candidaturas.
¿Una derrota ante Milei en la provincia de Buenos Aires abrirá un proceso de reemplazo de Cristina? Nadie puede predecirlo. Si se consideran los antecedentes, la expresidenta mantuvo su jefatura luego de cada derrota, al precio de ir perdiendo la capacidad de volver a ganar.
Kicillof quiere sucederla, pero demora el paso necesario para el reemplazo. Y, todavía más importante, se le hace difícil demostrar que detrás de él se alinean los principales referentes del peronismo, esos a los que Cristina mantuvo subordinados durante casi dos décadas.
La vieja fantasía del macrismo y ahora de los libertarios de ver desaparecer al kirchnerismo tardará todavía en consumarse. Como Macri hace una década, Milei desea un mano a mano con el kirchnerismo y mostrarse como el vencedor del dragón.
Es por eso que se cayó en el último segundo el proyecto de ficha limpia. Los libertarios eligieron garantizar que Cristina pueda ser candidata para poder ganarle y mantenerla como un problema para el propio peronismo.
Hay más posibilidades de que el PRO sea absorbido por La Libertad Avanza y que el radicalismo se convierta en una expresión testimonial detrás de los libertarios antes de que el peronismo se extinga. Eso habla más del diseño de Milei, nuevo arquitecto de la política argentina, que de la propia voluntad y posibilidades del peronismo.
La oportunidad de subsistencia de los herederos del matrimonio Kirchner está en la capacidad que demuestren para acoger a las fracciones sociales más afectadas por la transformación que se proponen los libertarios. La táctica de esconderse usada en las elecciones porteñas solo sirve para amortiguar derrotas.
Un veterano dirigente por completo ajeno al kirchnerismo cree que el peronismo tendrá una oportunidad en 2027 si logra el voto de los empleados estatales afectados por la motosierra. El augurio habla no solo de aquellos que fueron o serán despedidos, sino de quienes perderán ingresos salariales por el ajuste en la Nación, las provincias y las municipalidades.
Esa costumbre de vivir del Estado encarnada en sectores sociales muy variados siempre le sirvió al PJ para juntar votos.
Por otra parte, cuatro años es muy poco tiempo para que Milei logre completar una mutación económica como para dar certidumbre de mejora generalizada.
Con seguridad, el Presidente será premiado por quienes valorarán su determinación para bajar la inflación y ser inflexible ante las presiones para volver a gastar fondos públicos. Es la dimensión del triunfo lo que está en discusión entre los dirigentes que, más cerca o más lejos del oficialismo, estiman que LLA aprobará el examen electoral de octubre.
Milei tiene un desafío más temible que este peronismo destartalado. En el crecimiento que experimentará su club de fanáticos hasta convertirse en una muchedumbre de recién llegados se jugará el destino del liderazgo de un presidente que aprende a serlo mientras gobierna.
El problema por resolver será entonces para Milei istrar las ambiciones de los nuevos amigos que entraron prometiendo ser incondicionales, pero que finalmente no lo serán. Nadie se cambia de bando sin pedir algo a cambio.