30 años de The Nanny. Fran Drescher: cómo creó la serie, la relación con su exmarido que salió del closet y su pasión por Argentina
En una entrevista exclusiva, Fran Drescher recuerda sus años como protagonista, guionista y productora de The Nanny. A los 63, cuenta sus proyectos, entre los que destaca un posible relanzamiento de la serie que la llevó a la fama.
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Fran Drescher siempre supo que iba a triunfar, incluso en sus primeros años de actuación, cuando solo conseguía papeles secundarios en series “mediocres”, como las define ella, y trabajaba como peluquera para mantenerse a flote. “Sabía que podía hacer mi propio programa de televisión, y eso fue lo que hice”, afirma la actriz, guionista y productora de The Nanny, un éxito mundial durante la década del 90 y principios del 2000, que este año fue incorporado al catálogo de HBO Max, donde, según su creadora, la serie volvió a triunfar.
En una entrevista con LA NACION, la multifacética “Nanny Fine” comparte las glorias y los calvarios de su vida: desde la situación personal que inspiró el argumento de la serie y la diversión de los rodajes, hasta los recuerdos de una juventud marcada por una violación, el cáncer y un divorcio que ella misma describe como “complicado”.

“Interpretar a la niñera era un verdadero regalo. Me sacaba del dolor que estaba experimentando en mi vida”, afirma Drescher, de ahora 66 años, desde su casa, en Malibú.
-¿Se acuerda de su primer casting?
-Hice una publicidad para McDonalds. Fue mi primer trabajo. Era adolescente, de 17 o 18 años, así que fui con mis padres. Ellos no tenían ningún interés en llevarme a las audiciones, pero yo les insistía. En esa época, era parte del club de teatro de la escuela y también tomaba lecciones de actuación aparte. Me encantaba actuar, siempre me resultó fácil. Pero también me gustaba la escritura y la política. Y terminé haciendo todo eso junto: la actuación funcionó y allanó el camino para que pudiera ejercer todas mis otras pasiones.

-¿Fue difícil ingresar al mundo del cine? Antes de volverse famosa con The Nanny, ¿alguna vez pensó en abandonarlo?
-Estudié para ser peluquera por si la actuación no funcionaba, y atendía clientes en mi casa. Al principio, empecé con publicidades y papeles secundarios en algunas películas, como Saturday Night Fever. Mi problema era que sentía que tenía más talento que muchas de las personas para las que trabajaba. Por eso, tomé una decisión: si no lograba involucrarme como escritora y productora, donde tenía más control sobre mi destino, iba a dejarme caer y buscar otra vida donde no estuviera vendiendo constantemente mi alma creativa y haciendo mediocridad. Sabía que podía hacer mi propio programa, y eso fue lo que hice.
-¿Cómo pasó de ser actriz a escribir y producir su propia serie, The Nanny?
-Tuve mucha suerte. Ya tenía el proyecto de escribir y producir en la cabeza, y me encontré de casualidad con el presidente de CBS en un avión, viajando a Francia. Tan pronto como lo vi entrando en el avión, le dije “Jeff” y él me dijo “Fran”. Nos habíamos conocido durante la filmación de la última película en la que yo había trabajado. Pensé ‘gracias a Dios’ y corrí al baño para maquillarme -cuenta, entre risas-.

Sentía que la oportunidad había llamado a mi puerta. Me acerqué a su asiento y lo convencí de que tenía que escuchar mis ideas. Él me contestó “está bien, cuando regresemos a Estados Unidos, te coordinaré una reunión con el jefe de comedia de CBS”. Resultó ser el tipo de hombre que no se sentía amenazado por una mujer. En ese momento, yo todavía no tenía ninguna idea en mente. Pero después, durante ese mismo viaje, se me ocurrió el argumento de The Nanny.
-¿Cómo surgió la idea?
-Estuve en Londres como invitada de mi amiga Twiggy, la mundialmente reconocida supermodelo de los sesenta. Un día, ella y su esposo estaban trabajando en un proyecto, así que llevé a su hija, que tenía unos once años, a hacer turismo por la ciudad. En un momento, la niña me dice que sus zapatos nuevos le estaban lastimando el talón. Y pensé ‘Dios mío, espero que no quiera que la lleve a casa, porque yo todavía no estaba lista para dejar de recorrer, así que le dije que pisara la parte de atrás de los zapatos. Ella me preguntó: ¿eso no los va a romper?, Y yo le contesté: ¡rompelos!
Esa escena me hizo pensar en la idea de hacer una serie sobre una niñera que realmente no sabe cómo cuidar a menores y les da consejos que la favorecen más a ella que a los propios niños. Esa noche, no podía sacarme el proyecto de la cabeza, así que llamé a Peter [Peter Marc Jacobson, su entonces marido] que estaba en nuestra casa, en Los Ángeles, y le dije “¿qué te parece si hacemos una especie de La Novicia Rebelde, pero, en lugar de Julie Andrews, aparezco yo por la puerta?”. Él pensó por un momento. Es realmente bueno para estas cosas. Y respondió: “me encanta”. En ese momento, Peter ya había dejado la actuación y estaba trabajando como escritor y productor, pero aún no había llegado muy lejos.
-¿Cómo fue la experiencia de escribir, producir y actuar al mismo tiempo?
-Era una época en la que muy pocas mujeres trabajaban detrás de las pantallas. Para mí, hacer las tres cosas fue increíble. Era maravilloso poder usar tantos sombreros y, a la vez, participar de todos los procesos de toma de decisiones. Me gusta liderar más que seguir. Con Peter trabajábamos muy bien. Para mí, fue lo mejor de ambos mundos, pero también fue difícil. Estaba agotada. Tenía dificultades matrimoniales, pero la emoción del espectáculo nos distrajo, al menos en un principio. Durante un tiempo, el programa nos sostuvo.