Protagonizó una de las series más populares de los 2000 pero fue víctima de una secta que le robó 2 millones de dólares
One Tree Hill fue una de las series adolescentes icónicas de la televisión norteamericana pero su producción escondía un oscuro secreto: una de sus protagonistas era parte de una secta que terminó robándole 2 millones de dólares.
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Luego del estreno de The Vow (el documental de Max en donde se dio a conocer el cruel accionar de NXIVM, grupo con el que estaban involucradas varias celebridades de Hollywood), podríamos decir que la temática no solo se convirtió en un asunto importantísimo de la agenda internacional, sino que también rompió con la idea de que las sectas eran “cosa de los años 70″. Es por esto que no resulta extraño que Bethany Joy Lenz —una de las protagonistas de exitosa serie One Tree Hill— mencione esta producción al momento de contar su propia historia y cómo, después de 10 años, logra escapar del culto que la mantenía controlada y atrapada.
Bethany Joy Lenz: de la fama a ser parte de un culto religioso
Quienes son amantes de las series de televisión y fueron adolescentes durante los 2000, seguramente recordarán One Tree Hill como uno de los éxitos de la pantalla chica norteamericana. Protagonizada por Chad Michael Murray, James Lafferty, Hilarie Burton, Bethany Joy Lenz y Sophia Bush, se trataba de la clásica historia en la que un grupo de adolescentes que cursa los últimos años de la secundaria navega los conflictos típicos de la edad: amores imposibles, la rebelión contra la generación de sus padres, el camino por descubrir quiénes son y la toma de decisiones sobre los siguientes pasos en sus vidas. Con un total de nueve temporadas que se emitieron en Estados Unidos desde el 2004 hasta el 2012, lo que muchos no sabían es que —con la serie en emisión— una de las protagonistas era víctima de un culto religioso.

Originaria de Florida, Bethany Joy Lenz migró primero a Nueva York y después a Los Ángeles con la intención de desarrollar su carrera como actriz. Con diferentes roles en series de televisión y publicidades, fue en 2003 que quedó en el casting de One Tree Hill para dar vida a uno de los personajes protagónicos y fue esta ficción la que la disparó a la fama. Pero, como la propia actriz contó en el podcast Call Her Daddy, ya para este momento estaba completamente involucrada en un culto religioso que controlaba gran parte de su vida y el que había iniciado como un grupo de jóvenes que se juntaba a leer la biblia, debatir y crear comunidad en una ciudad anónima. Pero es la llegada de un “pastor sin Iglesia” lo que cambia la dinámica y las relaciones, construyendo lentamente una sistema de control y dependencia que más tarde se constituiría como The Big Family House (La casa familiar)
Destacando de manera constante que los procesos de manipulación fueron lentos, meticulosos y que se construyeron a lo largo del tiempo, el accionar de esta secta se basó en aislarla de su familia y connotar de negatividad sus vínculos por fuera de esa comunidad religiosa: “[Te decían] pequeñas cosas que sonaban bien en el contexto correcto. Por eso lleva tiempo porque hay que construir confianza. Para creer las cosas que me decían, tenía que ver otras muchas cosas buenas y positivas que construyeron esa ilusión de confianza”.
Pero uno de los puntos que más sorprendió a todos los seguidores de la ficción es que durante estos diez años la actriz reconoce haber vivido una doble vida, ya que no solo continúo con su papel en One Tree Hill, sino que también tomó otros desafíos profesionales (a pesar de que, como explica, rechazó muchos papeles por consejo del líder religioso). Generando preocupación en el set de filmación, Bethany compartió que años más tarde se enteró que la producción había tenido varias reuniones para ver cómo manejar la situación y hasta algunos del elenco intentaron acercarse para ayudarla a tomar conciencia de lo que estaba pasando. Sin embargo, todos los cuestionamientos ella los respondía con cierta superioridad moral al considerar que tenía una relación especial con Dios y el resto “no lo entendía”.
Cómo logró salir y escapar junto a su hija
Manipulada por el líder religioso para casarse con uno de sus hijos, Bethany Joy Lenz compartió que jamás sintió una conexión emocional con quien fue su marido, y que mantener relaciones sexuales con él se convirtió en una situación de muchísima violencia emocional. Violencia a la que se sumó la económica ya que, después de unir sus finanzas, el dinero que ganaba como actriz fue utilizado y gastado sin su consentimiento: “Se llevaron unos 2 millones de dólares”.
Fue el nacimiento de su hija lo que marcó un antes y un después en su vida, permitiéndole empezar a cuestionarse las cosas que pasaban y que naturalizó durante tanto tiempo. Mudando a la familia a Los Ángeles con el pretexto de buscar trabajo porque el dinero se estaba acabando, decidió empezar terapia para hablar con alguien fuera de la comunidad sobre las cosas que la angustiaban. Marcando a su terapeuta como alguien fundamental en ese proceso, fue gracias a su trabajo minucioso que empezó a poner límites y hasta reconocerse a sí misma como víctima de violencia de género.

Una vez que logró extraerse de ese ecosistema violento, Bethany Joy Lenz contó que empezó a tener un fuerte deseo de ver las cosas desde otras perspectivas. Ejercicio que la ayudó a reconocer su situación y decidir separarse para siempre de la familia: “Una vez que todas las piezas fueron cayendo en su lugar, fue claro que era parte de una secta” (...) “El proceso fue aterrador. Eran mis únicos amigos, o eso creía, y de pronto estaban en la puerta de mi casa intentando intimidarme”.
“Cena para vampiros”: el libro en donde lo cuenta todo
Como parte del proceso de sanación y de liberación -la propia actriz lo definió así- hace tan solo unas semanas Bethany Joy Lenz publicó su libro autobiográfico “Cena para vampiros: la vida en un programa de televisión de culto (¡mientras participas en un culto real!)” [su título original es: Dinner for Vampires: Life on a Cult TV Show (While also in an Actual Cult!)]. Ya con muchísimas críticas positivas y considerándolo una de las publicaciones más importantes del año, no es la primera vez que una celebridad utiliza su historia personal para hablar del lado B de la industria del entretenimiento. Desde Friends, Lovers, and the Big Terrible Thing: A Memoir de Matthew Perry —en donde hablaba de su lucha contra las adicciones— hasta I’m Glad My Mom Died de Jennette McCurdy —biografía en la que cuenta los abusos que sufrió por parte de su mamá—, Cena para vampiros todavía no está disponible en las librerías argentinas pero sí se puede encargar de manera online en tiendas internacionales.
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