El documental sobre el juicio de Maradona ya tenía un trailer en inglés y en castellano, y un guion de seis capítulos con la jueza Makintach como protagonista
Los magistrados Savarino y Di Tomasso toman distancia de su colega, que pese a las evidencias insiste con que no tiene “nada que ver” con las filmaciones; “nos mintió en la cara durante tres meses”, le dijo el fiscal Ferrari
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Desde el momento en que el fiscal general adjunto de San Isidro Patricio Ferrari comenzó a desplegar el material audiovisual se vislumbró que la audiencia tomaría un rumbo escandaloso, capaz de herir de muerte al juicio en el que se buscan responsabilidades por el fallecimiento de Diego Armando Maradona.
Minutos después de que la jueza Julieta Makintach negara haber hecho algo ilegal, insistiera con que los videos divulgados públicamente son fruto de una entrevista que le hizo una amiga de la infancia y no anticipos para insertar en un hipotético video sobre el juicio, y que afirmara que era víctima de una “coacción” que buscaba apartarla del proceso, el representante del Ministerio Público puso sus cartas sobre la mesa. Y tenía la mano ganadora.
“Por lo que vieron, y por lo que ya verán, no logro salir de mi asombro. La doctora Makintach, nuevamente, volvió a mentirnos a todos en la cara”, afirmó Ferrari. Lo que siguió fue un bochorno que, seguramente, tendrá repercusión internacional.
La jueza acusó el golpe, y Ferrari afirmó que contaba con mucha prueba, y determinante. Y en ese momento se produjo un quiebre. Makintach quiso interrumpir al fiscal para hacer una aclaración, pero el juez Savarino, en su carácter del presidente del tribunal, no se lo permitió. Si en la apertura Savarino y Verónica Di Tomasso habían tomado explícita distancia de su colega caída en desgracia, esa intervención lo hizo más evidente y prefiguró de forma más clara lo que vendría.

Ferrari tenía una bomba. Y la lanzó: “Esos videos son una muestra de cómo a [María Lía] Vidal Aleman [amiga de Makintach y definida como ”la guionista" por un testigo clave] le dieron un trato ‘vip’ para ingresar en la sala de audiencias el primer día de debate. La gravedad que tiene la situación derivó en una investigación criminal donde se ordenaron seis allanamientos. Un juez tuvo que mandar a romper seis puertas porque nos mintieron. Si creemos que el juez nos va a mentir, ¿cómo podemos creer que va a fallar justamente?“. Se da la pérdida de la imparcialidad por parte de la vocal”, sostuvo.
Agregó que la investigación sobre el affaire del documental “tuvo un resultado devastador”. Y enseguida, lo que nadie pensó que iba a escuchar en un juicio de este calibre: “‘Justicia Divina’; la estructura era una miniserie de no ficción; seis capítulos de 30 minutos”. Ferrari leyó la descripción de cada uno de esos capítulos, a partir del material secuestrado en uno de los allanamientos". Nadie se esperaba tal nivel de detalle, un esquema tan avanzado, realizado a espaldas de todos.

La conmoción que provocó en la sala la revelación era total. “Es un esquema guionado, no lo digo porque me gustó la palabra. Cuando digo que ofició de actriz y no de jueza es porque había un guion y estaba escrito”, precisó el fiscal general adjunto.
“Esto no es nada personal, la conozco desde hace más de 20 años... No es fácil recusar a un juez, he quedado asombrado, no encuentro palabras para describirlo. Nos mintió en la cara durante tres meses”, le lanzó Ferrari.
El fiscal, entonces, pidió permiso para reproducir un video. En el televisor de 42 pulgadas de la sala comenzó una sucesión de imágenes: empieza con la llamada al 911 donde se pidió una ambulancia para atender una urgencia en el Barrio San Andrés, de Benavídez; después, cortes de programas de TV de todo el mundo con la noticia de la muerte de Maradona e, intercaladas, imágenes de la jueza en su despacho.
Makintach se tomaba la cabeza. En la sala reinaba el estupor. Todos estaban asistiendo al trailer de una serie en proceso.
“¡Basura! ¡Me sacaste en un documental!“, le gritó, desde el medio de la sala, el abogado Rodolfo Baqué, al que el tribunal echó del juicio, tras los alegatos de inicio, en una votación que contó con la afirmativa de la magistrada ahora en aprietos.
“Guardemos orden en la sala”, pidió la jueza Di Tomasso, ante la posibilidad de que la audiencia se desmadrara. Makintach pidió que retiraran del recinto a Baqué por el epíteto que le había lanzado. Y ocurrió de nuevo: Savarino y Di Tomasso la desacreditaron y, por mayoría, resolvieron que el abogado podía permanecer en la audiencia.
“Nada de esto es mío”, intentó explicar Makintach, acorralada por las evidencias que se desarrollaban a la vista de todos. “No tiene la palabra, doctora”, la cortó Di Tomasso.

El escándalo era total. Gianinna Maradona y Verónica Ojeda lloraban mientras Makintach insistía: “Nada de esto es mío, no soy responsable”. Pero, a esa altura, Ferrari era imparable. Avisó que pasaría un video de siete minutos. ”Hay versiones en inglés y en castellano“, adelantó.
Aparecía un fragmento de video en el que Makintach habla del juicio, de su duración, de los posibles pedidos de nulidad y de otros planteos. La jueza miraba con atención la pantalla en la que aparecía... ella misma. Poco antes había dicho que eso era parte de una entrevista. El contexto más ampliado la desmentía.
“Evidentemente no era una entrevista, doctora, me lo sigue negando...”, le dijo Ferrari. El juez Savarino, consternado como el resto de los presentes en la sala, avisó que iba a resolver de inmediato la cuestión una vez que terminara de escuchar a todas las partes.
El video corre: se habla de la oferta de hacer un documental, de que “este juicio lo merecía”, y la jueza afirmando: “No somos más que representantes de la sociedad”. Makintach bajaba la vista y se tomaba la cabeza.
“Pidió la prueba, acá está la prueba. Lo de la recusación es lo menos grave. Se evaluará en los ámbitos correspondientes las sanciones istrativas o si hubo comisión de delito. Esto excedió el decoro que debe conservar un magistrado. Sin ningún tipo de duda, de manera inmediata el tribunal debe recusar a la jueza Makintach”, concluyó el fiscal.
Después de que las partes también brindaran su opinión y pidieran su recusación, la propia jueza Makintach aceptó dejar el juicio. Pero Ferrari no quería que fuera por simple voluntad de ella, y le pidió al resto del tribunal que tomara la decisión. Savarino y Di Tomasso, sin dudarlo, y después de afirmar que “esta prueba es más que contundente y es grave lo que pasó”, resolvió hacer efectivo el apartamiento de la jueza.
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