Grave denuncia en medio del juicio por la muerte de Diego Maradona
Los abogados Fernando Burlando y Mario Baudry pidieron que se investigue si se cometieron delitos como prevaricato o tráfico de influencias; tendrían relación con el pedido de recusación de una de las juezas del tribunal por su presunta participación en un futuro documental sobre el proceso
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La jornada había comenzado con expectativa por la declaración del psicólogo Carlos Díaz, uno de los siete acusados por su presunta responsabilidad en la muerte de Diego Armando Maradona. Pero la audiencia tuvo un giro escandaloso y derivó en una denuncia para que se investiguen si se cometieron presuntos delitos como prevaricato, incumplimiento de los deberes de funcionario público, tráfico de influencias y cohecho. No hubo nombres, pero se deduce que apuntan a uno de los tres jueces del tribunal que lleva adelante el proceso oral y público en San Isidro. De hecho, hubo un pedido de recusación, que fue rechazado.
La denuncia fue presentada por los abogados Fernando Burlando y Mario Baudry, representantes, respectivamente, de Dalma y Gianinna Maradona y de Verónica Ojeda, la madre de Diego Fernando, el hijo más chico del astro mundial del fútbol.
Así lo anunció Burlando después de un cuarto intermedio donde el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°3 de San Isidro deliberó sobre la recusación planteada por el abogado Julio Rivas, defensor del neurocirujano Leopoldo Luque, otro de los acusados, contra la jueza Julieta Makintach.
En la sala de audiencias, Burlando no especificó si en la denuncia se hizo referencia a algún funcionario en particular. Pero todo indicaría que podría tener relación con un documental sobre el juicio que, en principio, prepararía una productora vinculada a la jueza Makintach. De esa cuestión se habló en la audiencia de hoy.
La jornada había empezado con una sorpresa. Cuando los jueces ingresaron en la sala de audiencias, que generalmente es usada para juicios por jurados, no se sentaron en los mismos lugares de siempre. Desde el principio del juicio, el juez Maximiliano Savarino ocupó el sitial del medio, dado que ejercía la presidencia del tribunal; su colega Verónica Di Tommaso, a su izquierda, y Makintach, a su derecha.
Pero hoy Savarino se sentó en el lugar donde solía hacerlo Makintach, que ocupó la silla central. La magistrada dio la explicación: ella iba a quedar a cargo de “conducir” el debate y la jueza Di Tomasso ejercería la presidencia del tribunal, producto de las rotaciones anuales en ese puesto en el cuerpo colegiado.
Pero la decisión no cayó bien entre las partes del proceso: el Ministerio Público Fiscal, los abogados que defienden a los acusados y los que representan a los particulares damnificados sostuvieron que “el debate tiene que terminar de la manera en que comenzó”.
Después llegó la recusación del abogado Rivas. “Esta defensa, cuando declaró [la psiquiatra] Agustina Cosachov, ante una pregunta de la doctora Makintach, levantó insistentemente la mano. No soy su abogado, pero noté que en esa pregunta, por el modo y el contenido, fue inquisitoria, y en ese momento yo empecé a evaluar un pedido de recusación. Lo digo con respeto porque antes no lo había notado, pero sí a partir de ese día. Yo veo que por el modo, los gestos y los contenidos de esa pregunta, está adelantando un veredicto. A eso, sumo que tomé conocimiento de que se está haciendo un documental, por el que fui entrevistado y me dijeron que estaban grabando [las audiencias]. También noté preguntas inquisitivas a Víctor Stinfale. Es un hecho grave que afecta la independencia y la imparcialidad de Makintach“, sostuvo Rivas.
La jueza Makintach explicó que su hermano trabaja en una productora (según su perfil de Linkedin es director general ejecutivo de Pegsa Group, empresa de Agustín Pichot), pero afirmó que él nunca estuvo en la sala de audiencias.
El excapitán de Los Pumas en diálogo con el sitio eldiario.ar negó que su productora prepare un documental sobre el juicio. Rivas, cuando recusó a la jueza, hizo referencia a la BBC como productora del documental y sostuvo que fue entrevistado.
La recusación fue rechazada y el debate continuó con la declaración de más testigos y con original composición del tribunal, con Savarino como presidente.
“Diego me miró de arriba a abajo”
El primer testigo de la audiencia fue Carlos Bacchini, un adicto en recuperación que desde 2017 comenzó a trabajar como acompañante terapéutico y que estuvo junto a Maradona el último día en la clínica Olivos y los primeros tres en la casa de Tigre.
“Tuve 20 años de consumo y en 2017 comencé a ayudar a otras personas como ayudante terapéutico para devolver algo de lo que me habían brindado. Nosotros no tenemos que consentir al paciente. Tenemos que brindarle la menor ayuda posible de lo que el paciente quiere. Si lo consentimos, no le sirve al paciente. Nosotros tratamos de explicarle y la persona se enoja”, dijo Bacchini y agregó: “Fui convocado el martes anterior a que le dieran el alta a Maradona. En el sanatorio Olivos conocí a Diego, las hijas y a Leopoldo Luque. Diego me miró de arriba a abajo, y me dijo ‘vení saludame’”.
Según explicó, después que se fueron todos, se quedé dentro de la habitación de Diego toda la noche en la habitación del centro de salud. “Durante esa noche, Maradona me pidió que se quería ir y me pidió el teléfono esa noche. Me hizo llamar, pero no salió la llamada. Me pidió que lo llamara a Ruggieri”, detalló el testigo.
Bacchini sumó: “A la medianoche se levantó alterado. Vinieron los enfermeros a contenerlo. Se quería ir. Los enfermeros lo tranquilizaron y lo higienizaron. Al día siguiente ya me dijeron que fuera directo a la casa de Tigre donde iba a instalarme”.
Bachini, quien permaneció tres días consecutivos en la casa donde se encontraba Maradona, detalló las precarias condiciones del lugar: “Era una habitación normal, que le habían cerrado las ventanas con durlock. El baño no estaba cerca. Estaba a unos 10 metros. Era un baño mediano. El baño grande estaba arriba”. Esta disposición dificultaba la movilidad del astro: “A Maradona le costaba llegar al baño. Le costaba caminar”.
El acompañante terapéutico relató haber asistido personalmente a Maradona en el baño del primer piso al día siguiente de su llegada. Sin embargo, la relación con la enfermera designada era tensa: “A la enfermera Maradona no la dejaba entrar a la habitación. Por eso me llamó a mí para que lo lleve al baño la primera noche”. Según Bacchini, el rechazo era tal que la profesional “no podía pasar el porche de la casa. Solo entraba para ir al baño. Maradona no la podía ni ver”.
A pesar de las dificultades, Bacchini compartió momentos de relativa normalidad y hasta alegría: “A la mañana siguiente lo llevamos al baño con Jony y nos pidió que le pusieran música. Trajeron el parlante, le pusieron música y se comenzó a bañar. Siempre nos dejó que lo ayudáramos”. Incluso evocó un instante de alegría: “Cuando salió del baño y vio el lago por un ventanal, le dijo a Jony, a los gritos, ‘comprá una moto de agua y un jetsky’”.
El testimonio de Bacchini también abordó el manejo de la medicación y las visitas familiares: “La medicación se la daban Jony o Monona, los enfermeros se la daban a ellos. Maradona no quería que entren a la habitación, les decía ‘tomatelá’ cuando los veía”. En cuanto a sus seres queridos, señaló: “El primer día estuvo con Gianinna y Benjamín. El segundo día también estuvo con Gianinna. Diego estaba feliz cuando estaban los hijos. Cuando ellos se iban no era el mismo, se apagaba. Me dio la sensación que Diego quería que lo ayuden, pero que no podía. Él necesitaba mucho de sus hijos. Creo que eso lo hubiese sacado adelante”.
Un aspecto llamativo del relato fue la aparente falta de información sobre su rol: “Creo que Maradona no sabía que yo estaba como acompañante terapéutico. Eso me dijo mi jefe. Fue así porque Maradona no quería. Para que acepte tener un apoyo al lado, decidieron que no supiese”. Además, describió un ambiente “tenso” en la casa y la ausencia de equipamiento médico específico: “Las condiciones eran normales. Era una habitación normal. No había aparatología. No sabía de la existencia de una ambulancia en el lugar”.
Bacchini también reveló el control de las comunicaciones de Maradona: “Ninguno de los dos teléfonos de Maradona tenía línea. Los manejaban Jony y Maxi. Siempre que llamaba alguien les respondían: ‘está durmiendo’ o ‘está descansando’. Pero Diego estaba conversando conmigo o con el masajista. Nunca le decían quién era el que llamaba”.
Finalmente, el acompañante terapéutico expresó su desconcierto ante el fatal desenlace: “Es el día de hoy que no puedo creer lo que le pasó. No entiendo. Cuando me fui yo de la casa estaba bien y en 13 días pasó lo que pasó”.
El psicólogo Díaz no llegó a declarar hoy. Su indagatoria se postergó para el martes próximo a la tarde.
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