WhatsApp y aplicaciones, las claves para que los vecinos puedan reportar los delitos
San Miguel usa el programa Ojos en Alerta, que permite el envío de videos, audios o mensajes; Alerta Tigre cuenta con “botones” para denunciar distintos tipos de emergencias
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La infinidad de videos de asaltos que se viralizan a diario muestran un aspecto común del delito contemporáneo: cada vez ocurre más rápido. En menos de un minuto, un robo puede estar consumado. Es por esto que distintos municipios del conurbano bonaerense decidieron hace tiempo apostar por la centralización de sus recursos tecnológicos, ya sea de cámaras de seguridad o líneas telefónicas de emergencia, para poder dar una respuesta igual de rápida a las denuncia de los vecinos y, así, resolver los delitos o capturar a sus autores.
Uno de los principales problemas que enfrentan los municipios del conurbano a la hora de combatir el delito es que las llamadas al 911 hechas a través de un teléfono celular se dirigen primero a la central de la policía bonaerense, en La Plata. Esa primera instancia vuelve el proceso de denuncia más lento, ya que desde la central deben arse con los distintos municipios para enviar la ayuda requerida por el vecino.
Es por esto que en San Miguel, por ejemplo, las denuncias vecinales pueden hacerse a través de un sistema rápido y popular: WhatsApp.

El programa Ojos en Alerta, lanzado por la municipalidad de ese distrito, ya lleva cinco años funcionando y fue “exportada” a otros partidos bonaerenses, como Escobar, Pergamino, Tandil y Pinamar, e incluso a otras provincias, como Mendoza. Consiste simplemente en una línea telefónica con un WhatsApp al que el vecino puede enviar un mensaje en cualquiera de los formatos que la aplicación permite: texto, audio, foto o video. Para aprender a usar la herramienta responsablemente, la municipalidad ofrece capacitaciones en el programa. Actualmente, el 30% de los vecinos de San Miguel están capacitados para usar Ojos en Alerta.

“Creemos que el WhatsApp es una manera rápida, práctica y popular de acercar la denuncia al vecino. Nos parece menos engorroso que una aplicación, y más rápido que una llamada al 911”, señala Cristian Méndez, secretario de Gobierno de San Miguel y creador del programa Ojos en Alerta, en diálogo con LA NACION.
Cuando un envía un mensaje a través del WhatsApp del programa, este llega a un operador en el Centro de Operaciones Municipal de San Miguel, donde se articula con las 600 cámaras que el municipio dispone y con las que visualiza la zona donde se reportó la denuncia. Desde allí, los supervisores se an con los patrulleros municipales y provinciales para informarlos, asistirlos y guiarlos. “La idea es que la respuesta no exceda los cinco minutos, porque después de eso ya perdés de vista al delincuente”, detalló Méndez.

Aclaró que el hecho de que sea una política pública que ya atravesó dos gestiones municipales es importante: “Es un tema de confianza, porque trasciende las gestiones, pero también por los resultados: gran parte de los vecinos que usan Ojos en Alerta vuelven a utilizarlo porque saben que funciona”, precisó el secretario de Gobierno de San Miguel.
El COT, un “pionero”
En Tigre, el o con la víctima tiene menos palabras. Todo está atravesado por el sistema Alerta Tigre, que se basa en el uso de la aplicación del mismo nombre y que incluye varios botones con los que se puede pedir una emergencia médica, llamar un patrullero, a los bomberos o hasta reportar síntomas de Covid-19. Se calcula que unos 25.000 vecinos de Tigre tienen instalada la aplicación y emiten alertas. Aunque se puede enviar texto, la mayoría de las veces las alertas solo son eso, señales con la ubicación del teléfono del denunciante. Todas se reciben en el Centro de Operaciones de Tigre (COT), y desde allí se derivan según el tipo de emergencia a los 75 operadores de las distintas fuerzas: la Policía Municipal, el Sistema de Emergencias de Tigre y Defensa Civil.
Entonces, los operadores vuelven a llamar al número que activó su alerta. De no contestar, se les da unos minutos para que vuelvan a ratificar su denuncia. También se usan los datos de ubicación de la aplicación para coordinar con los móviles el envío de un patrullero. Si el sigue sin contestar, se da por descartada la denuncia.

A partir de las 20, y hasta las 8, el protocolo cambia: cualquier alerta, ratificada o no, amerita el envío inmediato de efectivos policiales. “Apuntamos a tener una respuesta a la denuncia dentro de los primeros diez minutos”, señala Agustín Ramos, uno de los supervisores del COT.
Además, otros operadores dentro de la base monitorean Tigre con las 2000 cámaras que maneja el municipio. De vez en cuando, en la base del COT suena una alarma. En la pantalla gigante aparece el detalle de una patente que acaba de “saltar” en la base de datos a través de las lectoras de patentes que el municipio tiene instaladas en distintas zonas del municipio. Ramos explicó a LA NACION que ese es, tal vez, el momento de mayor adrenalina para ellos: “La mayoría del tiempo es tranquilo por acá, pero cuando salta una patente puede comenzar una persecución, y ahí trabajamos codo a codo con la policía. Para los operadores es importante saber que estamos trabajando junto a las fuerzas policiales para resolver delitos, saber que somos parte del proceso”.

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