Así es Bahía Bustamante, el lodge patagónico donde Macri y Awada pasaron sus vacaciones
Este enclave turístico, inhóspito y exclusivo, está sobre la costa de Chubut y funciona donde estaba un pueblo alguero
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“Son las últimas playas vírgenes de la Patagonia”, dice emocionado el fotógrafo José Pereyra Lucena, desde el Lodge Bahía Bustamente, en la costa de Chubut. Salvaje, inhóspito y fuera de radares de rutas tradicionales de turismo, funciona en el que fuera el único pueblo alguero del mundo que llegó a tener 400 habitantes. Este retirado santuario y hospedaje exclusivo recibió la visita del ex presidente Mauricio Macri, junto a su esposa Juliana Awada y familia.
¿Cómo es este lodge? Es una estancia histórica con salida al mar propiedad de la familia Soriano y un antiguo puerto natural. “Pocos lugares en el mundo albergan tanta biodiversidad además de playas soñadas”, dice Astrid Perkins, anfitriona y pareja de Soriano. The New York Times lo puso en su mira y envió una periodista para conocerlo. El artículo lo titularon “Bahía Bustamante: la respuesta secreta (y privada) de Argentina a las Galápagos”.
“Lo primero que llama la atención es la magnitud de todo: la distancia infinita entre las ciudades, la insondable extensión de tierra que se extiende entre tú y el horizonte, las vastas extensiones de cielo”, así escribió en su nota Danielle Pergament. No es fácil escapar a la primera impresión de Bahía Bustamante Lodge, a 35 kilómetros de la ruta 3, el camino de penetra la estepa salvaje y su transición a la costa.
Para llegar al lugar elegido por Macri hay que volar hasta Comodoro Rivadavia y trasladarse por tierra. No hay pueblos ni parajes, mucho menos señal telefónica. La desolación, pero también la naturaleza es pura y agreste, se presentan sin intermediarios. Zorros, choiques, guanacos, piches y liebres suelen cruzar el camino.
“Es como viajar a la antigua Patagonia, acá no ha cambiado nada”, dice Matías Lorenzo. Su abuelo llegó en 1950 de Andalucía buscando hacerse la América, pero también un sustituto a la goma arábiga que era fundamental para continuar produciendo su fijador de cabello. Necesitaba buscar algas para extraer el agar agar, sustituto de aquella. Un baqueano le dijo que había una bahía con mal olor, por las algas que el mar depositaba en la costa. No lo dudó y fue, así descubrió Bahía Bustamante.
“Era un pueblo que llegó a tener 400 personas”, dice Soriano. Él pasó su infancia acá. La empresa tuvo éxito y su abuelo hizo fortuna, cosechaba las algas en la costa y las llevaba a una planta en Pueblo Gaiman. Lo importaba a Japón y en el país fue muy valorado para la industria alimenticia y cosmética, el poder gelificante del agar agar sirve para el dulce de batata, el flan en polvo, fiambres y hasta en pasta dental.
Todo aquello terminó y quedó el esqueleto de un pueblo con iglesia, escuela, comisaría con dos calabozos, docenas de casas, cementerio (está enterrado Lorenzo Soriano, el pionero) calles y senderos. “Quise preservar todo”, cuenta Matías y, sin abandonar el lado productivo ganadero de la estancia, se dedicó a reconstruir el pueblo que fundó su abuelo para transformarlo en uno de los lodges más exclusivos del mundo. Hasta la pandemia, el turismo que ingresaba era en su mayoría internacional.
La visita de Mauricio Macri no es casual. El lodge recibe personalidades y celebrities que pueden sentirse en total libertad lejos del mundo, periodistas y miradas. El pueblo más cercano es Camarones, 90 kilómetros por la costera ruta 1.
“Llegar a Bahía Bustamante Lodge es una experiencia inmersiva en naturaleza, historia, geología, arqueología y toda la épica del Atlántico Sur”, dice Perkins. El alojamiento está distribuido en las históricas casas de los antiguos algueros y del personal jerárquico de la empresa. Está separado para contemplar los dos paisajes dominantes: la estepa y el mar, de un color azul centellante.
Cuatro lofts marinos diseñados por el arquitecto Carlos de Ridder ofrecen inmensos ventanales y dos terrazas, con vista al mar y a la estepa. Amplios, de espacios amables, pero incorporando la rusticidad del exterior, el lujo aquí es la sencillez y poder sentirse parte del paisaje y la realidad huérfana de humanidad. Tienen cocina, escritorio, estufa a leña y baño. La decoración estuvo a cargo de las Hermanas Caradonti.
Frente a las casas está la calle principal del lodge, pero también existen viñedos a menos de 20 metros del mar. En este escenario se restauró la que fue la casa de Lorenzo, el pionero. Hoy es “La Suite del Viñedo”, a pasos del mar y del conjurado solar donde crecen uvas que ya producen vinos que pueden beberse en el lodge. La casa es amplia, con camas king, y un living con un inmenso y confidente ventanal con vista al mar. Un horizonte extendido e íntimo.
Luego están las llamadas “Casas de la Estepa” y “Del Mar” La desconexión con la sociedad moderna es total. El lodge es autosustentable, la electricidad se origina con es solares. A las 23, las luces se apagan y la oscuridad es natural, las estrellas iluminan la noche de una claridad cenicienta. No hay señal telefónica y sí Internet, pero también se interrumpe a esta hora. A las 8 AM vuelve la electricidad.
El ex presidente Mauricio Macri difundió en su cuenta de Instagram su paso por el lodge y mostró algunas de las actividades que hizo. La costa es virgen y existen playas con canto rodado, pero también con arena fina y blanca. Cuando baja la marea deja piletas naturales con agua cristalina. Pueden verse peces mientras se practica nado. Dos se destacan, la playa del Tobogán y la playa del Amor.
En una de las fotos del posteo puede verse a Macri y su familia caminar por el lecho marino hasta la isla de los Pingüinos. Cuando sube la marea, solo es posible llegar con embarcación. La costa de Bahía Bustamante es accidentada. “La gente viaja a través de los continentes para conocer este lugar”, escribió Danielle Pergament. En diferentes caminos se presentan pequeñas caletas donde el mar reposa, calas, bahías desoladas. Es posible hallar playas que posiblemente nunca haya sido pisada por el ser humano.

Hacia la noche se puede ver la nostálgica luz en el cabo Aristizábal, donde un viejo y solitario faro emite una luz que es una señal para los marinos que tienen su derrota por los mares del fin del mundo. “Es uno de los lugares más lindo del mundo”, confiesa Pereyra Lucena.
“Somos marinos por naturaleza”, dice Matías. Él se encarga de hacer una navegación desde la Caleta Malaspina hasta el uno de los litorales marinos con mayor biodiversidad en el mundo.
Más de 30 islas del archipiélago Vernacci salpican esta bahía. 4000 lobos marinos y una colonia de 100.000 pingüinos magallánicos eligen estas mansas y reparadas aguas. 13 de las 17 aves que se crían en la costa argentina, nidifican en Bahía Bustamante. Las excursiones son momentos de profunda introspección. Bajo bosques marinos de macroalgas, una bióloga y el propio Soriano van contando la historia del lugar y los secretos de las espacies que lo habitan.
La costa del lodge forma parte del Parque Nacional Marino-Costero Patagonia Austral y de la Reserva de la Biósfera de la UNESCO Patagonia Azul.
“Nuestros tomates son bombones”, dice Soriano. La gastronomía es un eje fundamental y deseado. Una vez que se entra al lodge, se cancelan las chances de recuperar la dinámica del mundo moderno. En el que fuera el antiguo almacén, está “La Prove”, un restaurante frente al mar y los viñedos donde los platos tienen un denominador común: son producidos ahí mismo.
Una huerta biodinámica da verduras y hortalizas, árboles frutales, y aromáticas nativas como la lavanda y el tomillo silvestre. El menú se nutre de todo esto, pero también de la rica bondad marina: pulpos, mariscos, peces y la estepa colabora con carne de guanaco y cordero. Por supuesto, las algas están presente en los platos, por ejemplo, en canelones. La ensalada con salicornia es fresca y delicada. Causan placer los platos. La carta de vinos, es estrictamente patagónica.
“Te desconectás de tu día a día”, dice María Chacur, asidua visitante. Lo más trascendente y valorado por quienes desean tener intimidad. “Acá hay playas sin gente, sin paradores, la única música es la del viento —agrega—. Te encontrás a vos mismo y con el templo que existe dentro tuyo.

Estamos trabajando para liberar el tránsito en el Puente La Noria, pero nuestras fuerzas federales están siendo atacadas con una lluvia de piedras.
— Patricia Bullrich (@PatoBullrich) June 2, 2025
¿La Policía Bonaerense de Kicillof va a aparecer siempre tarde? ¿Es tierra de nadie?
En la provincia de Buenos Aires se tiene que… pic.twitter.com/YoLeT0eWaA