Carpinchos en Nordelta: una denuncia de maltrato tensiona un conflicto que lleva años y no para de crecer
Los carpinchos duplicaron su población en un año; mientras aumentan los conflictos, la asociación vecinal del barrio y la provincia llevan adelante un plan de control
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Lo que hace tres años se presentó como uno de los grandes conflictos dentro del exclusivo barrio cerrado Nordelta, lejos de encontrarse una solución, hoy el problema es aún mayor. Dos poblaciones han crecido exponencialmente en aquella zona de la provincia de Buenos Aires: la de los seres humanos... y la de los carpinchos.
El domingo pasado, esta tensión creciente se expresó en un mensaje y una fotografía que se compartió por varios grupos vecinales. Y al día siguiente, llegó un mail desde la asociación vecinal del barrio.

“Ayer hubo un incidente en el barrio Los Lagos, cuando un vecino denunció a otro por ataques y supuestas heridas a carpinchos que estaban en su domicilio. Reiteramos nuestro absoluto repudio a todo tipo de violencia sobre la fauna nativa”, expresó el comunicado.
La junta vecinal informó a la comunidad que alguien había visto un hecho de violencia contra un carpincho. Acusaron a otro vecino de lastimar a estos mamíferos que, desde hace unos años, conviven con los vecinos de estos barrios de la zona norte del Gran Buenos Aires.

“Por ahora no hay pruebas que corroboren la denuncia, aunque instamos a los vecinos a no perpetuar ningún tipo de violencia contra la fauna de la zona. Todos los que nos mudamos acá vinimos a una zona con varios animales y debemos respetarlos. Además, debemos recordar que agredir a los carpinchos está penado”, detalló Marcelo Cantón, secretario de comunicación institucional de Nordelta.
En realidad no hay una pena expresa por lastimar carpinchos. La ley nacional de flora y fauna estipula penas de entre uno y tres años por cazar animales prohibidos, pero no es preciso respecto de agresiones. ¿Qué debe entenderse por caza? El artículo 265 del Código Rural Ley-Decreto 1081/83 de la provincia de Buenos Aires dice: “Se entiende por acto de caza todo arte o técnica que tiende a buscar, perseguir, acosar, apresar o matar los animales silvestres, así como la recolección de productos derivados de aquellos, tales como plumas, huevos, guano, nidos o cualesquiera productos o subproductos de dichos animales”.
Cantón no llega a conclusiones apresuradas. Tampoco descarta que pueda haber sido una falsa denuncia, al menos hasta tener alguna fotografía verificada sobre el hecho denunciado. Por ahora, según explicó, no es claro si el animal que allí aparece está lastimado. Tampoco se puede saber si es una foto actual o antigua. A pesar de ello, vecinos consultados por LA NACION no ven descabellado que haya ocurrido este hecho.
“Desde hace unos años que hay cada vez más carpinchos, y la verdad es que rompen todo: cercos, canteros y lo que se te ocurra. No son animales conflictivos. Yo me siento a tomar unos mates y no corro si tengo al lado una familia. Pero no todos piensan como yo. Quizá tienen conflicto con perros o con niños que no saben cómo convivir. Y ahí entran las tensiones”, comentó una vecina que pidió no revelar su nombre.

Ella explicó que antes había una zona de Nordelta que no estaba todavía intervenida. Era un espacio de los humedales que no tenía construcciones aún. “Cuando empezaron a hacer edificios ahí, los carpinchos se empezaron a mover para otros lados”, añadió la vecina. Sobre esto, Cantón dijo que la instalación de esta especie dentro del barrio privado provocó una alteración en su población. En biología, población significa la cantidad de individuos que hay de una especie en particular. “Y la de los carpinchos creció un 100% durante el año pasado”, aseguró Cantón, basado en un censo que hacen desde la asociación vecinal.
No es nuevo este crecimiento. Son familias enteras que descansan sobre los hermosos jardines de una de las zonas más exclusivas del AMBA. Cantón explica que, si bien los humedales del norte de la provincia de Buenos Aires son el ecosistema natural de los carpinchos, las barreras, enrejados y la gente misma han alterado completamente la dinámica del roedor más grande del mundo. “No tiene depredadores naturales acá. Porque los yacarés o los yaguaretés no conviven con la población como lo hacen los carpinchos”, explicó el secretario de comunicación institucional de Nordelta.
“Los carpinchos ya vivían ahí. Lo que pasó es que crecieron mucho. Esto se debe a varios factores. Uno fue la pandemia, que recluyó a los seres humanos y permitieron el avance de los carpinchos. Y además, el hecho de que lograran adaptarse a los barrios privados les permitió cierto grado de confort: a comida, resguardo del clima o depredadores. Esto modificó la tasa de reproducción”, comentaron, en la misma línea que Cantón, desde la Dirección de Flora y Fauna de la provincia de Buenos Aires.

Pero los carpinchos no son los únicos que crecieron en población. Según datos del mapa de poblaciones del Conicet/UCA —basado en el Censo Nacional de Poblaciones 2022—, hace tres años, el barrio de Nordelta tenía 17.714 habitantes, lo que significaban 6544 familias. “Hoy son 45.000 personas las que viven acá”, estimó Cantón. Esto significaría que hubo un incremento del 254% en tres años; un 84% anual si asumimos un crecimiento proporcional. Lo que hace unos años era un barrio, ahora supera a ciudades pequeñas como General Villegas o Pehuajó. Y entre las dos especies, las tensiones no cesan.
Otra vecina del barrio planteó que dentro de Nordelta hay dos posturas extremas: los conservacionistas absolutos y los que quieren sacarlos de cualquier forma posible. “En el medio estamos muchos que no queremos ni una cosa ni la otra”, dijo la vecina.
Tanto la istración como el gobierno provincial se encontraron en un estrecho margen de acción. “¿Cómo se hace para cuidar a la especie y no atacarlos, pero sí controlar la población?”, se preguntaron desde Flora y Fauna. La respuesta la resolvieron hace unos pocos meses.
El gobierno de la provincia de Buenos Aires implementó un nuevo Plan de Manejo de Flora y Fauna en el que habilitó una medida anticonceptiva para los carpinchos. “Es una vacuna que los esteriliza de manera temporal, solo por un año”, detallaron desde el gobierno provincial. Antes de tomar la decisión, se hicieron estudios en conjunto con el Inti, el Conicet y otras instituciones científicas.
Esta inyección anticonceptiva se llama GonaCon, una droga usada en animales de granja o en caballos para controlar su reproducción. En 2019, este método se implementó de forma experimental en Brasil, ya que tenían un conflicto similar al que tienen los vecinos del norte de la provincia de Buenos Aires. “No daña a la fauna ni nada por el estilo”, advirtieron tanto desde Nordelta como desde el gobierno provincial.
La implementación empezó en febrero de este año. Los barrios en donde se implementó la vacuna son Los Castores, La Alameda, Barrancas del Lago, Los Sauces, Virazón, Los Lagos y Tipas.
Si bien todavía no hay resultados contundentes. Los estudios en Brasil confirmaron una eficacia del 100% de la vacuna GonaCon en la inhibición de la fertilidad de los machos alfa de capibara durante todo el período de estudio de 18 meses, sin indicios de ineficacia del tratamiento.
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