Golpe de calor: estos son los síntomas por los que es necesario concurrir a una guardia o llamar médico a domicilio

El área metropolitana de Buenos Aires, así como varias provincias del centro y el norte del país, atraviesan hoy el que será, según las previsiones meteorológicas, el día más agobiante de la ola de calor en curso. Por eso, autoridades y especialistas recomiendan reforzar las precauciones para evitar un impacto en la salud.

Cuando nuestro cuerpo supera su capacidad para regular un exceso de temperatura, puede entrar en estrés térmico y sufrir golpes de calor con consecuencias fatales si no se atiende a tiempo. Deberían prestar especial atención a los signos de alarma y evaluar si es conveniente realizar una consulta médica las personas que en días de extremo calor deben continuar con sus actividades habituales en la ciudad o lejos de ambientes frescos y naturales, así como aquellas que pertenecen al grupos de población de riesgo: menores de 1 año, mayores de 65, embarazadas y pacientes con enfermedades crónicas o mentales.

“El llamado ‘golpe de calor’ es una descompensación del cuerpo cuando no puede adaptarse a elevadas temperaturas climáticas en su intento de mantener estable la temperatura corporal; nuestra temperatura oscila entre 35,5°C y 37°C como valores estables”, explica a LA NACION Miguel Sangiovanni, médico clínico del DIM Centro de Salud.

Y detalla: “En días de altas temperaturas, el organismo utiliza ciertos recursos, como ser el aumento de la circulación sanguínea en la piel (vasodilatación) y la transpiración, para perder calor por sudoración (agua). Un día de calor extremo, entre transpiración y orina, perdemos fácilmente un promedio de 3 litros de agua”.

Desde el Departamento de Medicina Interna del Hospital de Clínicas, dependiente de la Universidad de Buenos Aires (UBA), el médico clínico José Stringa coincide con Sangiovanni y advierte en diálogo con LA NACION: “Cuando la temperatura corporal supera los 40 grados, puede tener consecuencias fatales si no se actúa rápidamente”.

Cuándo asistir a la guardia

“Ante la aparición de sensación de calor sofocante, sequedad en la boca, sed intensa (teniendo en cuenta que en personas mayores de 65 puede no percibirse sed), sudoración excesiva, falta de apetito, dolores de estómago, náuseas, dolores de cabeza, cansancio, debilidad o mareos, es fundamental buscar la sombra, un lugar fresco y tranquilo, refrescarse, mojar la ropa y beber abundante agua fresca”, indica a LA NACION Diego Sánchez Gelós, especializado en medicina interna y cardiología del Hospital de Clínicas.

Y advierte cuándo es necesario ir a la guardia o pedir médico a domicilio: “Si a estos síntomas se agregan vómitos, piel seca, debilidad extrema, confusión, agitación, desmayo, convulsiones, temperatura mayor a 39ºC, aumento de la frecuencia cardíaca con palpitaciones y aumento de frecuencia respiratoria –y en casos extremos, pérdida de conciencia– se debe solicitar de inmediato asistencia médica”.

“En los bebés también puede irritarse mucho la piel por el sudor en la zona del cuello, pecho, axilas, pliegues y en la zona del pañal”, remarca.

“Cuando la persona se identifica con los síntomas del golpe de calor, pero no ha sufrido desvanecimiento y se encuentra lúcida, se puede iniciar un tratamiento de recuperación con la toma de pequeños sorbos de agua fresca y compresas frías en cuello y muñecas”, considera Sangiovanni.

Las personas más vulnerables al golpe de calor

Cuando la temperatura del ambiente supera los 30 grados, especialmente en contextos urbanos donde el cemento potencia la sensación de calor, los niños menores al año y las personas mayores de 65 deben tener especial cuidado por ser “quienes tienen dificultades para mantener una adecuada hidratación”, retoma Stringa.

“Las personas mayores suelen no tener sensación de sed, y pasa lo mismo con los bebés, que además en ocasiones no tienen a hidratarse. También impacta más en pacientes con enfermedades cardiovasculares, diabetes u otras predisponentes. El resto de las personas habitualmente se sienten mal, tienen mucho calor, pierden líquido y se sienten cansadas. Eso es un paso previo al golpe de calor”, detalla el especialista del Hospital de Clínicas.

“De igual manera, hay que tener especial atención en la cantidad de agua que toman durante el día las personas que tienen alguna discapacidad mental, ya que puede ocurrir que al momento de sentir sed ya sea un poco tarde y tengan cierto grado de deshidratación”, avisa Sangiovanni.

A las embarazadas y a los pacientes con enfermedades crónicas también hay que seguirlos de cerca, sin olvidarnos que “cualquier persona saludable y a cualquier edad, si se exponen por períodos prolongados al calor haciendo actividades deportivas o esfuerzos, puede sufrir golpes de calor con secuelas en la salud”, remarca el médico cardiólogo del hospital de la UBA.

Qué hacer frente a un golpe de calor

Según Stringa, es importante que las personas jóvenes siempre tengan líquidos abundantes a disposición. “La hidratación no debe hacerse solo con agua, es recomendable agregar bebidas con sales o un jugo de fruta, y después enfriar el cuerpo”.

En el caso de las personas mayores y los bebés, se recomienda que permanezcan en ambientes en condiciones frescas. “Si comienzan a transpirar mucho, o están demasiado tranquilos o tienen sed, hay que ofrecer líquidos. Y si se quedan dormidos o se desmayan, hay que dar aviso al médico y/o activar el sistema de salud”, indica.

Para evitar golpes de calor, los especialistas consultados recordaron las recomendaciones habituales:

Mantener una hidratación frecuente: Ingerir líquidos fríos de manera regular sin esperar exclusivamente a tener sed. Se aconseja que los adultos beban al menos 2 litros de agua al día, y que los mayores de edad tomen un vaso de agua cada hora. En relación a las bebidas, se sugieren que sean mineralizadas y se desaconsejan las bebidas azucaradas y alcohólicas.

Permanecer en ambientes frescos: Optar por lugares ventilados y evitar las horas pico de calor, de 10 a 17. Cuando se está en la calle, buscar la sombra puede ayudar a disminuir la temperatura corporal.

Usar ropa apropiada: Elegir prendas holgadas y ligeras, de colores claros y preferentemente de algodón, y usar sombreros o gorras al exponerse al sol.

Alimentación adecuada: Consumir frutas y verduras que tienen un alto contenido de agua, y evitar comidas pesadas o productos ultraprocesados que requieran más energía para la digestión.

Hacer actividad física de forma controlada: Elegir las horas más frescas del día en el caso de realizar ejercicio, idealmente bien temprano por la mañana o al atardecer. Es crucial hidratarse antes, durante y después de la actividad física. Si se puede suprimir la actividad durante los días de calor extremo, mejor.

Por Laura Gambale

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