¿Marzo es el nuevo diciembre? El cansancio mental se extiende con síntomas abrumadores pese a que el año recién empezó
El retorno a las múltiples responsabilidades provoca cuadros de estrés y angustia, que se potencian por la sobreexigencia de estos tiempos; el ritmo acelerado de vida y la falta de tiempo pueden resultar perturbadores; la importancia de armar rutinas progresivas para evitar desbordarse
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Marzo se despide, pero dejó su huella: el mes se hizo largo y tedioso. El descanso que supuso el verano quedó demasiado lejos y muchos argentinos quedaron sumergidos en todo lo que trae la vuelta a la rutina, desde el inicio de las clases, la compra de útiles y la organización de tareas extraescolares hasta los turnos médicos, los nuevos objetivos laborales y los desafíos profesionales del año. El contexto no ayuda: a la preocupación por los gastos, que se acentúa con el regreso a las actividades, se sumó un clima de tensión social que dejó imágenes de alto impacto en las calles.
“Arranca todo de nuevo y para mí lo peor es correr contra el tiempo. Este año es especial porque mi hija empezó salita de 3, va al jardín por primera vez, con todo lo que implica por la adaptación y los horarios nuevos”, dice Johana, una nutricionista que necesita días que duren más de 24 horas para cumplir con todo. Y marzo es el mes que se lo hace notar con más nitidez. “Tuve que hacer un gran movimiento de mi agenda para poder estar en todos lados. Espero de a poco adaptarme”, agrega.
En la conversación cotidiana se multiplican los casos como el de Johana. También las redes sociales lo reflejan: ¿marzo es diciembre?, se preguntan s con sarcasmo. Más aún: a los consultorios llegan relatos de cansancio mental y estrés anticipados. Como un avión que pide pista cuando el viaje recién empieza. “¿Cómo llego a fin de año?”, es el interrogante que aparece.
La psicóloga Mara Fernández sostiene que la percepción de control sobre el entorno se puede ver afectada y habla de un “choque con la realidad”. En este sentido, plantea: “Enero y febrero suelen ser meses de ajuste progresivo después de las fiestas, con cierta flexibilidad en las rutinas. Marzo, en cambio, marca el verdadero comienzo de la actividad plena en muchos ámbitos como el trabajo, los estudios, las responsabilidades familiares, lo que puede generar una sensación de abrupto retorno a la exigencia”, señala.
El regreso al ritmo de vida acelerado, propio de estos tiempos, puede provocar una sobrecarga cognitiva y emocional. La especialista destaca también el peso del impacto económico que se registra en esta época del año con el pago de matrículas, útiles escolares, impuestos y otros compromisos financieros.
Y, lógicamente, se evidencia un menor tiempo de descanso, ocio y vida social a medida que las actividades se intensifican.

“Marzo me pasó por encima”
Luis Gardeñez, ingeniero en sistemas, de 50 años, ite que está agotado a esta altura del año. “Marzo me pasó por encima. En realidad es algo que siento desde fines de febrero. A la vuelta de las vacaciones me encontré con proyectos postergados de años anteriores que se solaparon, con las complicaciones típicas de cada familia: el inicio de las clases, asuntos laborales, las compras, el pago de servicios, la comida, el club de las chicas, los cumpleañitos del cole, en fin, los quehaceres de siempre”, enumera.
Y añade: “A esto se suma que soy team verano y ver que las tardes al aire libre se acortan me suma un extra de mal humor. ¿Qué pasó en el medio? Recién vuelvo y ya me quiero ir. A diferencia de otros años que arranqué con mucha pila, este año estoy viendo cómo hacer para no caerme antes de empezar a caminar. Siento que me cuesta mucho hacer algo extra a lo mínimo e indispensable que propone la rutina”.
- Las referencias a marzo inundaron las redes sociales
Soy yo o marzo se está sintiendo como diciembre???
— topa (@LuuBelenBuc) March 20, 2025