Una investigación de científicos argentinos revela qué marcó el colapso de los perezosos gigantes
El trabajo de un grupo de expertos del Conicet se publicó en la revista Science
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SAN CARLOS DE BARILOCHE.— Un exhaustivo estudio sobre los perezosos gigantes realizado por expertos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) –y que llegó a la revista Science– permitió reconstruir un mapa de la historia de esos animales en los últimos 35 millones de años. “Desafortunadamente, como la mayoría de los grandes herbívoros del Pleistoceno, el clado fue casi completamente erradicado por la llegada de los humanos”, advierte el trabajo.
Durante 30 millones de años, la familia de los perezosos se diversificó por todo el continente americano, desde una especie tan grande como un elefante hasta una completamente acuática. Actualmente existen seis especies de perezosos, todas ellas con ecologías similares, como la arboricultura y un metabolismo lento. Estas especies son un pequeño remanente de aquel grupo diverso que alguna vez habitó desde Canadá hasta la Patagonia y que estaba compuesto principalmente por especies de gran tamaño.
“Los perezosos gigantes no son como los que ahora se encuentran en la selva”, afirma Ignacio Soto, científico del Instituto de Ecología, Genética y Evolución de Buenos Aires (IEGEBA).

Se refiere a los mamíferos que pasan sus días suspendidos cabeza abajo y se mueven lánguidamente por las copas de los árboles. Su grupo de investigación estudió a los perezosos que aparecieron en América del Sur unos 35 millones de años atrás y se extinguieron hace 12.000 años: esos animales se desplazaban por tierra, recorrían grandes distancias y algunas especies llegaban a pesar hasta cuatro toneladas.
“Eran grandes mamíferos que habitaron desde Canadá hasta la Patagonia, incluyendo las Islas del Caribe. De ellos ya teníamos fósiles y registros, pero nosotros generamos la más extensa base de datos y la combinamos con el más completo mapa filogenético. Analizamos una inmensa cantidad de datos y los interpretamos tan exhaustivamente, que el resultado llegó a publicarse en la prestigiosa revista Science”, agrega Soto.
Colecciones de museos
En el paper titulado La aparición y desaparición de los perezosos gigantes, recopilaron datos morfológicos y moleculares, información sobre su masa corporal y ecología, registros de ADN y hasta de proteínas extraídas de los huesos fósiles de los perezosos gigantes. Para recolectarlos, los expertos visitaron colecciones de museos de América del Sur, América del Norte y Europa. Se trató de un trabajo interdisciplinario que empezó en 2017: paleontólogos y biólogos consiguieron en estos años trazar un mapa de la historia del grupo a lo largo de los últimos 35 millones de años.

“Con todos esos datos, obtuvimos estimaciones del tamaño corporal de todas las especies de perezosos extintos y logramos ver cómo evolucionaron en el tiempo. Nos dimos cuenta que el tamaño corporal de las especies evolucionó según su estilo de vida: al principio eran terrestres y no trepaban, después comenzaron a habitar en los árboles eventualmente, lo que los llevó a reducir paulatinamente de tamaño, hasta que se extinguieron abruptamente. Solo quedaron las especies actuales, que ya no son gigantes, y habitan las selvas tropicales del continente”, explica Néstor Toledo, investigador de Conicet en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), que estuvo a cargo de los cálculos de masa.
Tal como concluyeron los investigadores, el motivo por el que solo sobrevivieron estas últimas especies de perezosos fue la influencia del ser humano. “En nuestro estudio, los perezosos gigantes venían evolucionando desde hacía millones de años de manera exitosa, sobrellevando los cambios climáticos y adaptándose a las condiciones cambiantes. Ocupaban variadas zonas geográficas y distintos nichos ecológicos, sobreviviendo a colisiones continentales, extremos climáticos y cambios ecológicos, hasta que en la transición Pleistoceno-Holoceno, 12.000 años atrás, se expandieron los seres humanos y comenzaron a cazarlos. Esa creemos que fue la razón por la que terminaron extinguiéndose”, subraya Alberto Boscaini, también investigador del Conicet en el IEGEBA y primer autor del artículo.

Soto agrega: “Su cronología de extinción refleja la expansión humana. Ninguna crisis climática previa los afectó de manera tan radical, lo que apunta a la presión antropogénica como la variable nueva y como el golpe final”. Los responsables del estudio consideran que el trabajo abre nuevas líneas de investigación en torno a los perezosos gigantes, que permitirán seguir dilucidando su larga historia evolutiva.
Los perezosos (Folivora) están representados actualmente por dos géneros y seis especies, habitantes de la selva tropical: Bradypus (“perezoso de tres dedos” o “aí”) y Choloepus (“perezoso de dos dedos”), que pasan casi totalidad de sus vidas suspendidos de las ramas de los árboles. Pero, en el pasado y como han revelado diversos estudios científicos, el grupo fue mucho más abundante y diverso taxonómicamente, con formas que ocuparon todos los ambientes continentales e incluso los marinos.
Los primeros perezosos aparecen en el registro fósil en el Oligoceno (hace unos 33 millones de años) y fueron descubiertos en la Patagonia. Sin embargo, poco después, sus restos fósiles se encuentran a lo largo de todo el continente, desde la región Pampeana, los desiertos costeros de la costa Pacífica, pasando por el altiplano Andino, las Antillas y América del Norte, hasta Alaska.
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